Introducción: Paradojas de los archivos
Esta parada explora la tensión entre importancia y limitaciones de los archivos en un proyecto de investigación como el nuestro. Por un lado, los archivos son fundamentales para documentar y escribir sobre la historia de los vínculos de la Universidad del Rosario con la esclavización. Sin embargo, la mayoría de los documentos disponibles están marcados por sus sesgos, sus silencios y su violencia.
Después de presentar esta tensión, intentaremos rendir homenaje a 11 personas que hemos encontradas en el archivo. Cada nombre que presentamos se piensa como un recordatorio de la necesidad de desafiar los silencios del pasado y de seguir contando las historias de aquellos cuyas vidas y contribuciones han sido subestimadas o ignoradas.
1. Una gran riqueza documental
Es importante destacar, en primer lugar, la abundancia de materiales disponibles en relación con esta historia. El Archivo posee una rica colección de fuentes primarias que resulta excepcional para aquellos interesados en documentar la historia afrocolombiana e indígena en la Universidad del Rosario, desde su Fundación hasta el siglo XIX. A través de cientos de documentos, iniciando con las Constituciones de 1654, podemos resaltar la relevancia de los asuntos
étnico-raciales en nuestra historia institucional. Sin estas valiosas fuentes – muchos de las cuales son hoy disponibles de manera digital –, gran parte de esta historia habría permanecido oculta y
desconocida por siempre.
Sin embargo, la abundancia y riqueza excepcional de las fuentes no debe hacer olvidar tres problemas mayores: sus sesgos, sus silencios y sus violencias.
¿Se puede escribir una historia de los esclavizados a partir de fuentes producidas por los esclavistas?
2. Los sesgos de las fuentes
En primer lugar, es importante ser conscientes que los documentos disponibles reflejan casi todos las perspectivas y prejuicios de quienes ostentaban el poder y la autoridad en esa época. Podemos hablar, en
este sentido, de una "asimetría documental": existen una gran cantidad de documentos para muchos de los esclavistas, mientras que ningún texto de nuestro corpus ha sido escrito por una persona
afrodescendiente o indígena que hubiera descrito sus experiencias y vivencias en sus propios términos. ​
Esto significa que lo que sabemos sobre sobre las personas esclavizadas en la Universidad del Rosario proviene únicamente de lo que los esclavistas decían de ellas (o escribían sobre ellas). ​
Los silencios de las fuentes
Los silencios que encontramos en los archivos representan otro desafío fundamental al abordar esta historia. Es importante ser conscientes que aspectos cruciales de la vida de las personas esclavizadas se han quedado sin registrar, como sus espacios de autonomía; sus prácticas, pensamientos y sentimientos íntimos; y sus relaciones familiares, etc. Estos silencios pueden surgir debido a la falta de registros, la censura impuesta por los esclavistas o simplemente porque ciertos aspectos de la vida de las personas esclavizadas no eran considerados relevantes o importantes por quienes producían los registros históricos.
Enfrentar adecuadamente estos silencios constituye un desafío metodológico y ético muy complejo. Debemos evitar sacar conclusiones precipitadas o dar rienda suelta a nuestra imaginación frente a la ausencia
de evidencias. Pero sería también un error asumir que lo que no quedo registrado no existió. En este sentido, los historiadores de la esclavización se ven obligados a transitar por una cuerda floja y realizar
ejercicios peligrosos pero necesarios de fabulación crítica o no ficción especulativa.
Esto implica utilizar el contexto histórico, la evidencia disponible y el conocimiento de las experiencias de las personas esclavizadas en otros contextos para presentar posibles escenarios y narrativas
plausibles. Siempre debemos ser transparentes sobre la naturaleza especulativa de estas interpretaciones y mantenernos abiertos a nuevas evidencias y perspectivas que puedan enriquecer nuestra comprensión de
la historia.
La violencia de las fuentes
La violencia presente en las fuentes es un aspecto común en las historias marcadas por el colonialismo. En el caso de la esclavización, los registros disponibles no son solamente reflejos de la violencia pasada, sino que constituyen en sí mismos una forma de violencia al reducir a las personas a meras "propiedades". Son los mismos papeles que pretendían transformar las personas en objetos que podían ser vendidos, comprados, transferidos o cedidos, hipotecados y manumitidos.
De nuevo, nos enfrentamos a un desafío sumamente difícil: ¿cómo podemos utilizar estas fuentes que reflejan la deshumanización inherente a la esclavización para contar historias que realmente reconozcan la
"humanidad plena" de las personas esclavizadas?
La respuesta implica encontrar maneras de emanciparnos, al menos parcialmente, de estas fuentes. En cierto sentido, es necesario "violentar" a los documentos para despojarlos de su violencia. Marc Bloch
utilizaba esta metáfora cuando afirmaba que los archivos debían ser "maltratados", "trastornados" y "deformados" para poder hablar. Paradójicamente, muchos de estos documentos, inicialmente creados en el
contexto de la deshumanización y la dominación, pueden servir hoy, si los analizamos "a contrapelo", para un propósito exactamente opuesto: tomar en serio la vida de estas personas que fueron maltratadas e
intentar comprenderlas en sus propios términos.
Las once personas cuyos nombres presentamos aquí, y a quienes hemos mencionado en distintas paradas, representan un llamado a desafiar los silencios del pasado y a rescatar del olvido algunas de las vidas que han sido subestimadas o ignoradas.
Asuntos de dignidad…
Las once personas cuyos nombres presentamos aquí, y a quienes hemos mencionado en distintas paradas, representan un llamado a desafiar los silencios del pasado y a rescatar del olvido algunas de las vidas que han sido subestimadas o ignoradas.
Las historias singulares de estas once personas, y las de muchas otras cuyas voces permanecen silenciadas, son testimonios de un pasado complejo y violento que no debe ser olvidado ni ignorado.
Leer entre líneas y a contrapelo
No se debe hacer una lectura literal de los documentos de archivo.
Para intentar de acercarnos a las experiencias de las personas que fueron esclavizadas, tenemos que aprender a leer cuidadosamente entre líneas.
Es lo que algunos historiadores de la colonización llaman analizar los archivos a contrapelo
Como bien lo ha formulado el historiador Marc Bloch, los archivos son a menudo testigos a pesar de símismos.
Es decir que lo que nos dicen hoy, sobre la realidad pasada que queremos entender, puede diferir de las intenciones iniciales que tenían sus productores.
Así, paradójicamente, muchos documentos inicialmente elaborados en el marco de un
proyecto de deshumanización o de dominación pueden servir hoy para un propósito exactamente opuesto: tomar en serio a estas vidas que fueron maltratadas e intentar entenderlas en sus propios
términos.
Estas reflexiones nos recuerdan que los archivos nunca hablan solos. Lo que nos dicen depende de las preguntas que formulamos desde nuestro presente.