05 de agosto 2022
La espada, como símbolo, permite pensar en la reconciliación y en la construcción de paz a futuro. Aunque sea un elemento de guerra, hoy se puede resignificar como un objeto de paz y de reconciliación, afirma el historiador Sebastián Vargas, profesor de la Universidad del Rosario.
Este domingo 7 de agosto se realizará la posesión del presidente electo Gustavo Petro en la Casa de Nariño y la espada de Bolívar será protagonista en la ceremonia, según lo anunció el futuro mandatario de los colombianos en la pasada cumbre del Pacto Histórico que se realizó en Santa Marta.
Para Sebastián Vargas, historiador y profesor de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, la inclusión de esta reliquia histórica en la posesión presidencial está directamente relacionada con su valor social, histórico y cultural, tanto de su representación como símbolo de independencia y de lucha anticolonial, como del robo de la espada por parte del M-19 en 1974,
En su opinión, “exhibir este símbolo y hacerlo parte del ritual de posesión presidencial tiene que ver con recodar diferentes momentos de la historia de Colombia, en donde hubo ciertas revoluciones o luchas sociales que hoy en día encarna su gobierno, pero ya desde la oficialidad o desde un proyecto de gobierno”.
Vale recordar que esta espada fue devuelta por el mismo M-19 en el año 1990, acto simbólico o gesto político en el marco de dicho proceso que permitió transitar al M-19 hacia la Constituyente del 91. “Esto también se puede ver como un voto de confianza de dejar la guerra, desarmarse e ingresar a la vida democrática, entonces creo que el simbolismo de la espada de Bolívar no está únicamente en su robo sino también en su devolución, es una metáfora de cómo se deja la guerra para entrar en la vida democrática”, afirmó el profesor de la Universidad del Rosario.
La espada está en poder del Estado desde ya hace un tiempo y, de hecho, durante la reunión de empalme que se realizó el mes pasado entre el presidente Iván Duque y el presidente electo Gustavo Petro, justo en la Casa de Nariño, esta se hizo partícipe. En este sentido, Sebastián Vargas aseguró “que este es un símbolo que también nos permite pensar en la reconciliación y en la construcción de paz a futuro, lo cual puede ser paradójico porque es una espada, es un arma, un elemento de guerra, pero creo que hoy tenemos la posibilidad de resignificarlo como un objeto de paz y de reconciliación”.
Así mismo, las narrativas históricas, monumentos, museos y artefactos o reliquias históricas como la espada de Bolívar siempre están abiertos a ser resignificados y reinterpretados desde las necesidades del presente. Entonces, según el historiador, “las necesidades del presente nos llaman a la reconciliación y a la unidad nacional entorno a un nuevo proyecto político que, sin duda, tendrá problemas e inconvenientes, pero que al menos hasta el momento ha generado un consenso importante con diferentes fuerzas políticas y sectores sociales que, de aquí en adelante, van a aportar al reto de seguir construyendo la independencia del país”.