José María Del Castillo y Rada (1776 – 1835) – El hacendista de la Colombia emancipada – Un hombre de contrastes
Mauricio A. Plazas Vega
Mauricio A. Plazas Vega
“Pasando ahora de las leyes a las ideas, nadie que estudie la historia de aquella época hallará exagerado decir que el señor Castillo, sólo, la llena en el orden económico con sus avanzados principios, su erudición, su probidad y su talento. Es verdaderamente admirable ver que a un hombre educado en las escuelas de la Colonia le ocurren familiares, y en un grado de lucidez que es hoy mismo superior al nivel común, los principios más profundos de la ciencia de la Economía”.
ANÍBAL GALINDO [1]
“Entonces Castillo, inteligente como Colbert; ilustrado e infatigable en el trabajo; apasionadamente consagrado a poner orden en las finanzas, al bien público ya la grandeza de su país, llevando al servicio del Estado miras superiores a su época, dio recursos para la guerra, fundó la Hacienda nacional y echó las bases de la prosperidad de la República en el porvenir”.
“…Para los jóvenes de aquella época, cuando el imperio de los libros no existía; cuando la luz de Europa solo arrojaba pálidos resplandores sobre esta apartada tierra; cuando la prensa, pobre y principiante, apenas podía satisfacer a las necesidades políticas del momento, y cuando la ciencia tenía aun cerrado su templo, cuán sublime debía parecerles ese maestro que en las fuentes sagradas del derecho bautizaba su espíritu, saliendo de allí santificado por la tradición de lo que Grecia y Roma habían tributado como culto a la justicia!”
MEDARDO RIVAS [2]
Abordar la vida y las gestas de un auténtico ilustrado que afectaron las dos fases fundamentales del nacimiento de Colombia, como fueron el antecedente de la Primera República y los diez difíciles años de la llamada Gran Colombia, el jurista del Rosario JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO Y RADA , llamado por sus discípulos y admiradores “ornamento de la República” [3] , no solo es profundamente enriquecedor por lo que él representó en nuestra historia, sino particularmente grato, porque sus luces y realizaciones como hacendista constituyen un referente esencial y obligado para quienes se adentra en las complejidades de la hacienda pública.En su Alma Mater, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en cuyos programas de Jurisprudencia siempre ha sido fundamental la aproximación jurídica a esa materia, el intelectual cartagenero ha sido, es y debe seguir siendo un ejemplo de gran calado.
Como conveniente contexto para comprender su legado y la gestión que realizó en la crucial temática de la hacienda pública de la naciente República de Colombia, llamada Gran Colombia, es del caso, de la mano de ANÍBAL GALINDO, aludir a los más relevantes tributos y recursos financieros de orden fiscal que regieron desde la Colonia y las reformas a que fueron sometidos por el Congreso, sin perder de vista que DEL CASTILLO Y RADA fue diputado en el Congreso de Cúcuta de 1821 pero, en los mismos días en que transcurrieron sus sesiones, deberá asumir la dirección de las finanzas públicas del Estado. Ese doble rol, que le correspondió cumplir, resultó muy interesante para comprender la importancia y la pertinencia de lo que hizo y dejó escrito:
LOS TRIBUTOS COLONIALES Y SUS REFORMAS DURANTE LA “GRAN COLOMBIA”
Sentadas esas bases corresponden a tratar, a continuación, la vida y la obra de JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO Y RADA.
Criollo con ancestros aristócratas, pensador económico y político, partícipe de las fases de la Independencia y la Emancipación de la Nueva Granada, jurista de amplio reconocimiento, asistente activo y entusiasta en las tertulias ilustradas que tuvieron lugar en la residencia de José María del Real, con especial interés por la lectura de las obras de ROUSSEAU y VOLTAIRE [5] , autor de uno de los dos proyectos, el único republicano, y no monárquico [6] , que precedieron a la Constitución de Cundinamarca de 1811, gobernador de la República de Tunja, miembro del triunvirato de las Provincias Unidas durante la Primera República que se conformó ante la renuncia de CAMILO TORRES TENORIO a la presidencia del Congreso, junto con JOSÉ JOAQUÍN CAMACHO y JOSÉ FERNÁNDEZ MADRID [7], vicepresidente Interino de Colombia durante el Congreso de Cúcuta de 1821, en reemplazo de ANTONIO NARIÑO, Secretario de Hacienda de la Gran Colombia de 1821 a 1827, cargo equivalente al de Ministro de Hacienda, y, en ese rol, responsable de su viabilidad financiera , defensor muy destacado de la reforma tributaria aprobada en el Congreso de Cúcuta de 1821, por la cual se eliminaron las alcabalas, el tributo de indios y el estanco del aguardiente y se creó la “contribución directa”, entre otras medidas, pero, en definitiva, partícipe de la contrarreforma de 1826 - 27, que restableció esas fuentes de recursos del Estado ante los ingentes require de la Hacienda Pública neogranadina, colegial, egresado, profesor de filosofía y derecho civil, en este último caso como sucesor de su mentor jurídico CAMILO TORRES TENORIO, consiliario,vicerrector y rector del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, candidato a la Vicepresidencia de Colombia en propiedad en 1821 y 1825, ocasiones en que quien asumió el cargo fue el general SANTANDER, diputados, en representación de las provincias de Cartagena y Mariquita, en la Convención de Ocaña de 1828, en la que se desempeñó como presidente y lideró el retiro de veinte diputados que impidió la integración del quórum decisorioen la que se desempeñó como presidente y lideró el retiro de veinte diputados que impidió la integración del quórum decisorioen la que se desempeñó como presidente y lideró el retiro de veinte diputados que impidió la integración del quórum decisorio [8] , defensor de las ideas de BOLÍVAR en esa misma Convención y, en medio de la crisis por las medidas dictatoriales del Libertador, partícipe de las iniciativas por instaurar en Colombia una monarquía cuyo iniciador sería BOLÍVAR, a la postre rechazada por el caraqueño [9], Presidente del Consejo de Estado y, en tal virtud, encargado del gobierno, en 1828, mientras el Libertador adelantaba la Campaña del Sur, consejero de primer orden para BOLÍVAR y SANTANDER, hombre de letras y estudio, pero dueño de una visión al mismo tiempo pragmática y rigurosa de la gestión pública, JOSÉ MARÍA DEL CASTILLO Y RADA, nacido en Cartagena de Indias y fallecido en Bogotá, en momentos en que dirigía los destinos de su Alma Mater, fue uno de los personajes más destacados de la ilustración neogranadina. En las postrimerías de la Primera República fue sometido a prisión en el claustro de su misma Alma Mater, y estuvo a punto de ser ejecutado por Morillo y sus secuaces, pero, acaso por la presión de distinguidas damas de Santafé que abogaron por su supervivencia [10].
Su pensamiento económico fue cercano al liberismo y la fisiocracia y recibió la impronta de personajes como IGNACIO DE POMBO y ANTONIO DE NARVÁEZ Y LATORRE, ambos reconocidos neogranadinos partícipes de las ideas smithianas e ilustradas [11] . El liberalismo , desde la óptica de la necesidad de estimular el crecimiento económico y eliminar los obstáculos y trabas que conllevaban la estructura tributaria y las innumerables reglamentaciones previstas durante el régimen colonial; la fisiocracia, desde la perspectiva de lo que significa la tierra en el ámbito de la producción, en momentos en los que los planteamientos de QUESNAY, y quienes en general observaron la tierra como la verdadera y última fuente de riqueza, aún se proyectaban en el mundo occidental y en América.
Bien puede decirse que compartieron los postulados fundamentales de la Hacienda Clásica, su paradigma sobre el gasto neutro y la consideración del impuesto como un precio, como un seguro, que deben sufragar los más pudientes para evitar revoluciones y levantamientos populares. Su discurso fue claro y elocuente en grado sumo:
José María del Castillo y Rada - Dominio público
La mayor parte de los gastos que hace un gobierno en su administración interior tienen por objeto defender al rico contra el pobre porque si ambos quedasen abandonados a sus fuerzas respectivas, muy pronto sería despojado el primero. Por lo mismo el rico debe contribuir aún más allá de la proporción de su fortuna para sostener un orden que le es tan ventajoso, así como es muy conforme a la equidad exigir más de lo superfluo de él, que de lo necesario del otro. El pobre también encuentra una protección en el orden social, bien pues después que adquiere una propiedad, o una renta cualquiera asegurada en los frutos de su trabajo, no goza de ellos sino bajo la garantía del gobierno. El impuesto que paga es para él una prenda de libertad; el tiene derecho sobre el orden político que ayuda a mantener y el ahorro que le obliga a hacer su contribución, es el justo precio de los goces que debe encontrar en el imperio de las leyes” [12].
Lo cual no significa agobiar a quienes han de protagonizar el buen rumbo de la economía. De ahí que, a propósito de sus explicaciones sobre la necesidad de eliminar el impuesto de aduanas a las exportaciones, así fuera gradualmente, evidenciara sus orientaciones:
“(…) si se quiere hacer abundante el producto de las contribuciones es indispensable estimular el interés de los ciudadanos y facilitarles los medios de ejercitar libremente todo género de industria, removiendo todas las trabas que la entorpecen” [13] .
Sus exposiciones ante el Congreso, plasmadas en las Memorias de hacienda, evidencian la proyección, en el pensamiento neogranadino y colombiano, de las tesis de los ilustrados ingleses y franceses. LOCKE, el padre del liberalismo, sostuvo, en su Segundo ensayo sobre el gobierno civil, la tesis del impuesto precio y MONTESQUIEU, en su Espíritu de las leyes, la del impuesto como una suerte de prima de seguros que debe pagar el contribuyente para garantizar la subsistencia del Estado, con lo que ello significa para la protección de sus bienes y de su propia vida; planteamientos, uno y otro, claramente visibles en el pensamiento del hacendista colombiano [14].
Su pensamiento liberal no le impidió obrar, en su condición de responsable de las finanzas públicas de la República, con el pragmatismo que se requería, tanto en lo que tiene que ver con los cambios de posiciones en torno a la estructura del sistema tributario heredado de la Colonia, como en lo que atañe al reconocimiento del déficit fiscal, de grandes proporciones, que agobiaba al naciente Estado. Como se sabe, los liberales clásicos consideraban que la única fuente financiera pública debía ser el impuesto y, por tanto, eran reacios a admitir el endeudamiento para lograr el equilibrio. En últimas, la apelación a la deuda solo debía tener lugar de manera extraordinaria y excepcional; y a esa fuente de recursos tuvo que acudir la Gran Colombia cuando resultó evidente que los ingresos no eran suficientes para cubrir los gastos estatales.
Acaso por el contraste entre su sólida formación intelectual y económica, de raigambre liberal clásico, para la cual fue definitivo su retorno a Cartagena, después de culminar sus estudios en el Rosario y recibir el grado en la Universidad Tomística, porque a esa ciudad arribaban, de contrabando, los más influyentes libros de los autores de la Ilustración, con el transcurso de los años y a partir de su difícil experiencia al frente de las finanzas públicas de la República, fue transitando hacia un proteccionismo moderado, en contraste con los postulados librecambistas que apoyaba en los inicios de su labor con el Estado. En el terreno político igualmente registró un cambio significativo que lo condujo del republicanismo más arraigado a apoyar, en el segundo lustro de los años veinte, tanto las iniciativas bolivarianas de orden y poder concentrado, en la Convención de Ocaña, como la dictadura de BOLÍVAR y la propuesta de una monarquía constitucional para la Gran Colombia, que tendría como su primer soberano al Libertador. Hechos estos en alguna medida sorprendentes porque, en los años de la primera República, tuvo DEL CASTILLO Y RADA una actitud en cierto grado hostil contra BOLÍVAR que, en definitiva, no fue óbice para que entre los dos se consolidara, con los años, una gran amistad, a diferencia de su distante relación con SANTANDER [15].
Espere la segunda entrega de este artículo en nuestra próxima edición.