Dijimos en este blog que se han usado recursos materiales y espirituales para evitar el extravío de los libros, a propósito de la copia existente en el Archivo de la cédula de excomunión de la biblioteca salmantina.
Pues a la cédula ha venido a sumársele el sello salmantino, en bella reproducción. Según los expertos, el papa Alejandro IV concedió el uso del sello en 1255. Los elementos principales son eclesiásticos, indicativos de los orígenes del claustro salmantino. En el centro del anverso está el papa, distinguido con mitra y cruz; a sus lados se sientan cuatro clérigos, bajo las armas de Castilla y León, y las pontificias. El todo lo rodea la leyenda sigillum universitatis studii Salamantini (sello de la universidad del estudio salmantino). En el reverso figura el vítor[1] con indicación cronológica de 750 años, rodeado por la fórmula jaculatoria vivat, floreat, crescat (que viva, florezca y crezca). Efectivamente, la Universidad ha llenado los términos de la fórmula, desde que la fundara Alfonso IX de León, en 1218. La Universidad del Rosario es ejemplo de ese crescat, como que se inspiró para su fundación en el molde salmantino, y no puede ser ajena al octavo centenario de ese venerable claustro.
[1] También “víctor”, que el Diccionario define así: “Letrero escrito directamente sobre una pared, o sobre un cartel o tablilla, en aplauso de una persona por alguna hazaña, acción o promoción gloriosa. Suele contener la palabra víctor o vítor”.