Alejandra Buenaventura comparte su experiencia de investigación en el Archivo Histórico
“(...) revisar documentos siempre será lo más parecido a viajar en el tiempo, y eso siempre me emociona”.
Soy Alejandra Buenaventura, historiadora de la Universidad del Rosario y actualmente asistente de investigación en el Archivo de la Universidad del Rosario, en el marco de un proyecto sobre Liborio Zerda, un científico e intelectual colombiano, que durante la segunda mitad del siglo XIX también fue catedrático del Colegio Mayor, por algo más de 60 años.
Aunque al principio fue complejo retornar al archivo, me hizo muy feliz poder revisar documentos nuevamente y volver a tener esos momentos de “azar” en donde los documentos le dicen cosas a uno. Por ejemplo, el primer día encontré esta nota manuscrita de Francisco José de Caldas -compilada en una edición que el mismo Zerda armó con diferentes papeles- en la que describe las propiedades de la cúrcuma, y me pareció especial, ya que por esos días yo había empezado a tomar té de cúrcuma “para subir las defensas”.
Algo que he vuelto a disfrutar del trabajo de archivo es poder dedicarle tiempo sin afán, ya que en otras ocasiones y archivos, por el gran volumen de material y el tiempo reducido que a veces tenía -incluso dado por los horarios y espacios de las bibliotecas y archivos-, no podía fijarme en detalles del material. Tal vez sea porque la concepción del “afán” cambió con nuestro contexto actual, pero me he sentido muy afortunada de poder reparar en elementos pequeños que a veces pasaba por alto, en este caso: las ilustraciones que acompañan las páginas de los libros que hicieron parte de la biblioteca de Zerda y que fueron donados por él al Colegio Mayor.
Gran parte de mi revisión ha sido sobre la primera etapa de la Revista del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y así como he sacado tiempo para revisar detalles en libros, me he permitido leer los artículos de esta publicación y he encontrado otra universidad en el tiempo, una a la que solo se puede acceder mediante los relatos de los estudiantes y catedráticos que allí escribieron. Por ejemplo, esta carta de los niños de Calaveras de Arriba, en España, que le escriben a los estudiantes de la primaria del Colegio, preguntándoles por qué el español de ellos suena diferente al español americano, me pareció muy curiosa. Lastimosamente no encontré la respuesta a los remitentes.
Fue un poco difícil volver al frío del Claustro, y más sin amigas y amigos para tomar café en los descansos. Pero ha valido la pena regresar al archivo, me he sentido muy afortunada de poder acceder a todo el material, aunque me falta bastante y al volver al catálogo siempre aparecen nuevas cosas que creo que me pueden servir, pero definitivamente revisar documentos siempre será lo más parecido a viajar en el tiempo, y eso siempre me emociona.