Descubrimos, hace poco, que “bargueño” es una palabra más bien reciente. Siguiendo en la lectura de los papeles relativos a la muerte del Dr. Masústegui, hallamos un apartado relativo a comprobantes de data y cargo [caja 12 f.30 ss]. Principia con un documento fechado en Anapoima y 24 de abril de 1796, sobre gastos del entierro. Dice que María de la Luz Herrera[1], en presencia del alcalde del pueblo, Francisco Torres, registró la “papelera”, donde había “Docientos dies y seis pesos dos rr.s y quartillo”. Esto confirma, además, que los bargueños se empleaban para guardar dinero.
En el inventario de los bienes recibidos, figuran los libros
[2] con todo y sus estantes, “el Relox de musica corriente con su repisa de madera dorada p.
a colocarlo en la Sala Rectoral, y el escritorio, ó papelera grande con cerradura corriente y llave duplicada p.
a q.
e sirva á los S.
res rectores en su estudio de guardar el dinero del Colegio”. La fecha: en Santafé, junio 2 de 1796.
Sobre trasteos y colegios.
Junto con los inventarios de bienes heredados y de bienes recibidos, hay un conjunto de recibos pagados por los albaceas. Una cuenta curiosa es la de trasteos
[3]: el primero, “al colegio”: “P.
a 7 vestias p.
a conducir los trastos
[4] de Anapoyma al colegio a dos r.
s cada vestia aparejada son 14 r.
s y dos peones a 3 r.
s cada uno son por todo po. 2,4”
[5]. El segundo, a Santafé, por siete pesos con tres reales. Podría ser, entonces, que la primera mudanza fue al municipio El Colegio, lo cual explicaría otro ítem como limosna a los “pobres del colegio”.
[1] A quien se le dan cien pesos, “p.
r su buena asistencia”. No parece que haya sido una criada, pues se indicaría, como en otro descargo “al legado de la criada manuela Sanches”.
[2] Solo se recibieron los libros de facultades, es decir, Teología, Derecho y Filosofía. Seguramente, “los que no son de Facultades”, como decía el Inventario del donante, no interesaban al Colegio. Muchas pinturas tampoco se recibieron, como los “tres Payses de Vazquez”.
[5] Dos pesos y medio, pues ocho reales hacían un peso.