Hospital-clínica-consultorio: apuntes sobre tres palabras corrientes
No hace mucho venimos oyendo la expresión “clínica jurídica” con algo de extrañeza; luego, extendida a otros campos intelectuales. Al fin vamos a ver de dónde viene todo esto.
En principio, fue la medicina.
La averiguación principia, por supuesto, en el campo de la salud. Llamamos hospital o clínica el sitio donde se atiende los enfermos, con palabras aparentemente sinónimas. Examinando su origen, veremos que no siempre ha sido así.
La etimología.
Consultando el origen de las palabras, tenemos que “hospital” es palabra latina. En principio, hospitale es “casa de huéspedes” (domus hospitum); hospitalis es lo que tiene que ver con el huésped; “hospicio” y “huésped” son palabras de la misma raíz.
En tal sentido, “casa de huéspedes”, principalmente pobres, se conoce en español desde el siglo XIII:
(...) damos luego pora servicio de Dios ye pora fazer el hospital de los pobres CCC moravedís en dineros.
Y el portero fuesse al hospital do la dueña morava & no falló hombre ni muger a quien preguntasse por ella.
E la moça, (...) díxole de cómo dos donzeles avían venido a su hospital, los más lindos que nunca viera & muy bien ataviados.
E ellos tornáronse para el hospital y fallaron aí muchas mugeres que lo guardavan y preguntáronles si los acogerían allí. E ellas les dixeron que sí, si eran fijosdalgo.
- Señora -dixo ella-, sí soy y vengo aquí a bevir & querría fazer aquí un hospital, si al Rey & a vos pluguiesse, do recibiesse los fijosdalgo caminantes quando aquí vinissen.
En el siguiente ejemplo, del s. XV, ya figura la idea de curación de enfermos:
A los Reyes n'oluidando,
pues son enxemplar tan vel,
(...) y es mi dezir
qu'este hospital es testigo.
Pues que curan d'aldeanos
como de los más crecidos
y rasga los lienços sanos
la Reyna con las sus manos
para vendas a heridos (...).
Lo mismo aquí, s. XVI:
Yo le dixe: "A mi creer,
bien se puede llamar yermo
vuestro hospital sin plazer,
que llorar deve el enfermo
donde falta la muger".
En 1600, aparece ya en un contexto plenamente médico (Tratado de la esencia, causa y curación de los bubones y carbuncos pestilentes):
Con experiencia se puede provar esta verdad, porque en esta villa de Tordelaguna metí en una ocasión en el hospital d'ella veynte y dos enfermos con estos bubones pestilentes, y de todos no murieron sino tres.
El Quijote de Avellaneda (1614) usa la palabra en ambos sentidos:
En fin, bien dizen los pícaros de la cozina que la vida de palacio es vida bestial, do se vive de esperanças y se muere en algún hospital.
Llegaron al cabo de algunos días a Badajoz despeados, do llegando, les fue forçoso yrse a alojar por su gran pobreza al hospital, que era tanta, que si algunos compasivos pobres dél no les dieran de los mendrugos que por las casas avían recogido de limosna, quedaran la noche que llegaron sin cenar.
Con lo dicho basta para conocer el uso antiguo de la palabra “hospital”. Recapitulando: sitio para recibir peregrinos, en estancias cortas, donde se les puede curar si es del caso.
Veamos ahora lo que pasa con “clínica”. Es palabra griega, que Félix Restrepo define así: “κλινικός, lo tocante a los enfermos que guardan cama”. El diccionario LSJ lo define como relativo a la cama, para el caso del adjetivo. Añade un uso sustantivo, así: “physician who visits his patients in their beds”[1]; más ἡ κλινική, referida a su arte o método. Ahora bien, el origen es la voz κλίνη “cama” y el verbo κλίνω “yacer”. Al español nos llega, claro, mediante el latín clinicus y clinice.
El primer ejemplo registrado (1589) tiene el sentido de “doctrina, teoría”:
Siguiendo tras lo que Plinio iba diciendo, añade que, como fuese costumbre depositar en el templo de cada dios las cédulas de las curas que con su favor se habían hecho, para que de allí sacasen doctrina para otras semejantes curas, Hipócrates las recogió y trasladó y instituyó la medicina, llamada clínica.
Entre nosotros, el primero en usar la palabra es Mutis (1799):
Si a estas circunstancias se agrega la proporción de hallarse también el pretendiente titulado médico de la tropa, y con la facultad que se le podrá ampliar a su tiempo, de escoger los enfermos del hospital para la instrucción de los discípulos en la clínica, se advertirá desde luego la oportunidad que se le presenta a Vuestra Excelencia en un profesor tan benemérito para dar principio a la enseñanza de una facultad tan interesante al consuelo de todas las provincias del Virreinato, expuestas al azote de ignorantes curanderos y charlatanes advenedizos, que se fingen médicos, y tolera el Gobierno por necesidad.
(...) A esto se reducen los cursos escolares, que se hacen en los colegios y universidades, donde se limita la enseñanza a la medicina teórica para entrar después en los cursos de la clínica, que se practican en los hospitales.
El último ejemplo citado nos da una pista clara para entender la diferencia entre “hospital” y “clínica”.
Cambiando de siglo, hallamos citas académicas en la Reorganización de la Universidad de Caracas, firmadas por Simón Bolívar (1827):
Art. 91. Clínica médica y quirúrgica y Medicina legal.- En esta clase se enseñará la clínica médica o la aplicación de los principios teóricos a la práctica.
Art. 94. Seguirán al mismo tiempo los que se hayan de graduar en medicina los dos años últimos, la clínica médica del hospital, y los que hayan de ser cirujanos, los dos años de clínica quirúrgica, y todos la medicina legal.
En el Manual de Patología y clínica médicas (1876) consta la palabra en el título, así como el concepto de historia clínica:
(...) pudiéndose leer en ellos la marcha, las crísis, los efectos obtenidos por la terapéutica, en una palabra, todos los momentos más interesantes de la historia clínica.
O una variante (1897):
6.º un libro-registro general, en que cada enajenado tendrá su hoja con todas las anotaciones correspondientes á su historia judicial y á su historial clínico.
En suma: “clínica” es la aplicación de la teoría médica. Hoy, por extensión, práctica de cualquier materia.
Palabras compuestas que confunden.
Hablando de clínica, es curioso el caso del compuesto “policlínica”. El Diccionario académico interpreta el elemento poli- en el sentido de “múltiple” (πολύς), pero se trata, según Corominas, de “ciudad” (πόλις). En principio, era el establecimiento de atención urbana; luego se ha entendido como clínica de muchos especialistas.
En contraste con las demás palabras estudiadas aquí, hay pocos testimonios y no muy claros.
Estas notas resultaron de la expresión “clínica jurídica”. Pues bien, “consultorio” es otra palabra que comparten abogados y galenos. Es palabra latina, derivada del verbo consulo “considerar, pedir concepto, consultar”. Mucho más reciente que las dos anteriores (fines del s. XIX), se ha usado en el sentido de “local de atención profesional”, principalmente de médicos y abogados.
Dinero y salud.
Volviendo al principio, aclara Covarrubias (1611) que hospital era el sitio de caridad para quienes no tenían para pagar el mesón. El Diccionario de autoridades (1734) asienta que los enfermos se curan a expensas de las rentas del propio hospital o de las limosnas. La idea de atención a pobres apenas empieza a matizarse en el Diccionario de 1925: “Establecimiento en que se curan enfermos, por lo general, pobres”. Aclaración que desaparece en 1984.
Tal vez de la acepción de “hospital” se saquen explicaciones del funcionamiento del sistema de salud...
Fuentes.
La Real Academia Española ofrece, en su sitio virtual, muchas obras para rastrear la historia de las palabras. Aquí nos fueron útiles el Nuevo tesoro lexicográfico y el Corpus Diacrónico del Español (CORDE).
La obra de Joan Corominas es Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Gredos, 2008 (1961).
[1] Sentido que tenía en Roma, en el primer siglo de nuestra Era, así para el médico Damócrates como para los escritores Plinio y Marcial.