La cultura clásica en América, generalmente, se presentó en forma de traducción de los clásicos a las lenguas modernas. Hay también una corta producción de obras originales en latín, como las poesías latinas de Miguel Antonio Caro, para el caso colombiano.
Alegre, por Bustamante, 1841.
Ilias Mexicana.
Curiosidad académica, y bibliográfica, resulta la versión latina de la Iliada, compuesta por el jesuita mexicano Francisco Javier Alegre (Veracruz, 1729-Bolonia, 1788). Buen conocedor de las lenguas clásicas y de las Humanidades, profesor en la capital y en su ciudad natal; luego en La Habana, por mandato de sus superiores. Por la expulsión de la Compañía, en 1767, pasó a los Estados Pontificios. Radicado en Bolonia, allí escribió buena parte de su obra y allí murió. Antes, sin embargo, ya había tratado asuntos antiguos en su Alexandríada (1749), sobre la conquista de Tiro; así como en una versión latina de la Batracomiomaquia.
La obra.
Principio de la edición definitiva, 1788.
Se trata de una versión íntegra de los 24 cantos homéricos. El primer canto, que en griego tiene 611 hexámetros, en la versión alcanza 595. Los demás son por el estilo.
Por la cubierta sabemos que es una editio Romana, apud Salvionem, typographum Vaticanum, MDCCLXXXVIII. Por lo que se lee en una especie de prólogo, es una edición corregida de la aparecida en Bolonia doce años antes. El encargado de dicha tarea fue Juan de Malo Villavicencio (1738-1805). Sobre el valor de la obra, García Icazbalceta reproduce un juicio de Menéndez Pelayo, quien solo le censra el "ser demasiado virgiliana".
La versión.
En el prólogo a su obra, Alegre se refiere, por supuesto, a la dificultad que representa traducir una lengua con la sintética facilidad de composición del griego, a la latina, y las modernas por ende; lo cual resulta en que un adjetivo del original se convierte en una frase. Aparte de ello, declara que su propósito era traducir el pensamiento del autor, no su forma; además que su modelo y guía fue Virgilio: "Poetarum igitur principis mentem, non verba, latinis versibus exprimere conati, Virgilium Maronem, Homeri, inquam, optimum et pulcherrimum interpretem ducem sequimur".
El primer hexámetro.
Entre las correcciones de la segunda edición, la primera que sale al paso es la enmienda del primer verso. En la del 76 ponía: Pelidae cane, Diva, minas iramque malignam. En la del 88: Iram, Diva, trucem Pelidae concine Achillei. Recordando el original (μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος), vemos que, en la primera, a μῆνιν corresponden minas iramque malignam; en la segunda, iram trucem, con el acierto de poner iram en primer lugar, como en el original. El cambio era obligado, habida cuenta de que allí estaba, desde la primitiva traslación de Itálico: Iram pande mihi Pelidae, Diua, superbi.
Un estudio reciente: La versión latina de la Ilíada del jesuita mexicano Francisco Xavier Alegre, García de Paso y Rodríguez, Boletín Millares Carlo, 1998. Disponible en la red. Asimismo, La Alexandriada de Francisco Xavier Alegre: arcanis sua sensa figuris, Andrew Laird, Noua tellus, 21.2 2003. Disponible en la red.
Interesante mezcla de elementos clásicos y tropicales. Anónimo, Museo Nacional de Historia, México.