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Palabras políticas de actualidad: plebiscito

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A pocas semanas del plebiscito, hemos dado en averiguar algo sobre la palabrita que anda en boca de todo el mundo. Este es un artículo lingüístico, no político ni filosófico, como se verá a continuación.

Principiemos por el Diccionario, a la mano de todos, gracias a internet: plebiscito Del lat. plebiscītum.

  1. m. Resolución tomada por todo un pueblo por mayoría de votos.
  2. m. Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal.
  3. m. En la antigua Roma, ley que la plebe establecía a propuesta de su tribuno, separadamente de las clases superiores de la república, y que obligó al principio solo a los plebeyos, pero más tarde a todo el pueblo.

En la antigua Roma.

El foro romano, cerca del cual quedaba el comicio.
El foro romano, cerca del cual quedaba el comicio (grabado de Rome. Description et souvenirs, por Francis Wey. París: Hachette, 1873).

Como dice el Diccionario, la cosa nos viene del latín. Veamos: Plebiscītum es palabra compuesta en la lengua del Lacio. La primera parte, plebs, significa “comunidad”, “pueblo”; con la particularidad de que populus comprende a todos los ciudadanos, mientras que plebs es lo que queda de excluir a senadores y patricios[1]. Es decir, plebs está comprendida dentro de populus; si bien podían usarse como sinónimos. La segunda parte, scītum, viene del verbo scisco, “aceptar, aprobar, asentir”, luego de examinar; también “votar”. Como sustantivo, scītum significa “ordenanza, decreto, estatuto”. En composición, para volver al principio, plebiscītum es el decreto del pueblo[2]. Ya entrados en latines, no vamos a escatimar el comentario sobre la voz “tribuno”; ciudadano a quien el Diccionario atribuye “elocuencia fogosa y apasionada”, y que uno no puede menos de relacionar con el político que figura en nuestros billetes de ínfima denominación. (Es decir, el Banco de la República acaso ha dado en el clavo histórico al ponerlo allí.) En fin, la palabra representa la primitiva división del pueblo romano en tres tribus (tri- es la raíz del numeral tres). El tribuno era, pues, representante de su tribu. No obstante el hecho de haber crecido hasta 35, siguieron llamándose tribus. Dicho lo cual, falta apuntar un par de cosas relativas al plebiscito. La división política romana era, grossissimo modo, senado-asambleas. El sitio de reunión de estas se llamaba comicio[3] (comitium). Las reuniones o juntas se llamaban comicios (comitia), cuya naturaleza dependía del adjetivo que se le pusiera: curiata, si se votaba por curias (curiae); centuriata, si por centurias (centuriae); tributa, si por tribus. En principio, sus decretos afectaban solo a la plebe (plebiscita); luego, se extendieron a todo el pueblo romano.

En lengua española.

Para los estudiosos de las palabras, la RAE ofrece el monumental Corpus Diacrónico del Español (CORDE), que se puede consultar dirigiéndose a su sitio virtual. Allí reposan testimonios de la lengua, desde sus orígenes hasta 1974.
Pues bien, allí se registra plebiscītum en la obra de Nebrija, Vocabulario español-latino (1495):
Lei de pueblo romano.  plebiscitum
Lei del senado romano. senatusconsultum

Una del siglo siguiente (1589, Pineda, Juan de. Diálogos familiares de la agricultura cristiana):

Gustado he de vuestra doctrina, y me parece que se pudiera mandar sobre ella, lo que los lacedemonios mandaron sobre un buen parecer que dijo en el Senado uno llamado Demóstenes, no muy aprobado en virtud, que se levantase otro bien acreditado y dijese aquello mesmo, y en su nombre se pusiese por plebiscito y ley de vivir.
Brincando al siglo XVIII (1768, Mayans y Siscar, Gregorio. Idea de un diccionario universal de Jurisprudencia):
Obligación especialmente civil, es la obligación que introduce el Derecho civil, esto es, o la lei, o el plebiscito, o el senadoconsulto, &c.

Testimonio decimonónico y americano (Argentina, 1870; Mansilla, Lucio Victorio. Una excursión a los indios Ranqueles):
En este caso se hace un plebiscito y la mayoría dirime pacíficamente las cosas, ni más ni menos que como en un pueblo donde el sufragio universal campea por sus respetos.

Ahora, uno peninsular (1876, Anónimo. Manifiesto del Partido Republicano Reformista):

Si a pesar de esta opinión común las conveniencias de la política exterior o especiales circunstancias del país aconsejaran emplear un medio más rápido para legalizar el hecho revolucionario, se apelará exclusivamente por ese fin al plebiscito.

De fines de esta centuria es la mayoría de los ejemplos. Tres de un mismo autor (1884, Castelar, Emilio. Historia del año 1883):

Napoleón revelaba todo el móvil de su política y todo el secreto de su plebiscito en las siguientes palabras: "Dadme nueva prueba de confianza, depositando en la urna un voto afirmativo, y conjuraréis las amenazas de la revolución, y asentaréis sobre sólidas bases la libertad, y haréis más fácil en lo porvenir la transmisión de la corona a mi hijo".
Gambetta proclamó que la triste apelación al plebiscito significaba el reconocimiento positivo de una superior soberanía nacional y la revocabilidad inmediata de todos los poderes imperiales.
Aquéllos que suspiran por una especie de Asamblea soberana, sin límites en su autoridad y sin contrapesos a su poder, no saben cómo hay una concepción más avanzada todavía dentro de la democracia: el plebiscito, y cómo dentro del plebiscito late por fuerza una amenaza terrible ¡ay! el Imperio.

Una de Juan Valera (1897, Notas diplomáticas):
Juzga lo más racional y justo la incorporación de Creta al reino de Grecia. Deja entrever que un plebiscito de los cretenses sería el mejor medio de que dicha incorporación se realizase.

Un plebiscito de alcance internacional (1899, Beltrán y Rózpide, Ricardo. La geografía en 1898):

Según acuerdo de 16 de Abril de 1898, la Reina Regente de España debía fijar las condiciones exigidas para tomar parte en el plebiscito que ha de decidir entre el Perú y Chile respecto á la propiedad y soberanía de la provincia de Tacna.

Mudando de siglo y de tono (1925, Anónimo. Plebiscito):

Nos limitamos a preguntar si el honor es aún hoy calderoniano y abrimos un plebiscito que concretamente en la siguiente fórmula: ¿Qué haría usted si se enterase de que su mujer le engañaba, en el peor sentido de la palabra? A este plebiscito, pueden concurrir todos los españoles, jóvenes y viejos, ignorantes y experimentados, los unos con su intuición, los otros con su sabiduría. Ninguna opinión sobra. Las respuestas a nuestra Redacción, indicando que se destinan al plebiscito.

No solo de política van los plebiscitos (1940 – 1947, Madariaga, Salvador de. Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón): Los lectores de Don Quijote recordarán en seguida el plebiscito en la Venta (cap. XLV de la Primera Parte) para averiguar si el aparejo que se disputan Sancho y el barbero es silla o albarda, maravilloso paralelo con el plebiscito de Pérez de Luna para averiguar si Cuba es Isla o Tierra Firme.

Y aquí lo dejamos por hoy, prometiendo volver a menear la cuestión, a propósito de la voz “referendo”.

[1]Plebs a populo eo differt quo species a genere: nam appellatione populi universi cives significantur, connumeratis etiam patriciis et senatoribus: plebis autem appellatione sine patribus et senatu ceteri cives significantur (Plebe difiere de pueblo en lo mismo que la especie del género, pues en la denominación “pueblo” se significan todos los ciudadanos, contados patricios y senadores. En cambio, en la de plebe se significan los demás ciudadanos, excluidos los patricios y el senado). Definición de Justiniano, citada en LS, s. v.
[2] A instancias del magistrado de la plebe, según la definición de Festo: scita plebei appellantur ea, quae plebs suo suffragio sine patribus jussit, plebeio magistratu rogante (Llámanse decretos de la plebe aquellos que esta ordena con su voto, excluidos los senadores, a petición del magistrado de la plebe). LS, s. v. scisco.
[3]Comitium ab eo quod coibant eo comitiis curiatis, et litium causa. LS s. v. (comicio porque allí concurrían para las asambleas de la curia). Comitium se relaciona con el verbo coire “concurrir”.