Es exacta la afirmación de que París es un pueblo construido sobre un río. Dicho río, el Sena (Seine, en inglés, francés y alemán; Sequana en latín -léase Sécuana-, en griego Σηκουάνας -léase Secuánas-). César lo menciona, primeramente, como límite geográfico: Gallos ab Aquitanis Garumna flumen, a Belgis Matrona et Sequana dividit (el río Garona separa los galos de los aquitanos; el Marne y el Sena, de los belgas). Luego dirá de la ciudad: Labienus (...) Lutetiam proficiscitur. Id est oppidum Parisiorum, quod positum est in insula fluminis Sequanae (Labieno parte a Lutecia, pueblo de los parisios, ubicado en una isla del río Sena).
Lutetia vulgari Nomine Paris, Urbs Galliae Maxima, Sequana Navigabili Flumine Irrigatur (...). Braun & Hogenberg, 1599. Disponible en la red.
La orilla izquierda y derecha del hecho se unían naturalmente mediante dichos montículos. El paso del río, en sentido sur-norte, era lo que los romanos llamaban cardo maximus (eje principal).
Navegantes.
Fuente: Wikipedia.
Con tal geografía, era normal que los barqueros tuvieran un poder importante. Parece que desde la época romana una liga de barqueros ya controlaba el comercio local. De ellos provendría el escudo de armas y el lema. En todo caso, la divisa es oficial desde 1853, por obra de Haussmann, a la sazón prefecto del Sena. Copiamos de la fuente:
Les devises des villes de France : leur origine, leur historique, avec les descriptions des armoiries et quelques reproductions (pp. 128-30). Henri Tausin. Disponible en archive.org
El origen de la frase, según Francisco García Romero, es un pasaje de Hipólito de Roma, en una obra sobre Cristo y el anticristo:
Hippolyti Romani quæ feruntur omnia, Græce e recogn. P. A. de Lagarde. Disponible en la red.
El mundo es un mar, en que la Iglesia, como la nave en el piélago, si bien se bambolea, no zozobra.
Los vecinos de París recuerdan hoy el lema de sus ancestros navegantes.