Sin embargo, sus padres procuraron darle una educación adecuada, a la que podía acceder por el trabajo de sus padres. Así ingresó como fraile a la Orden de Predicadores en el Convento de San Pablo en su ciudad natal. Este convento fue sumamente importante no solo en la vida del joven sacerdote sino en la vida religiosa de España. Según algunos historiadores fue fundado en el año 12241, sin embargo la tradición del mismo convento narraba que había sido fundado en 1218 por el mismísimo Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores. Hoy no existe este convento, ni su edificio, pues durante la guerra contra la Francia napoleónica las instalaciones fueron tomadas por el ejército que expulsó a los dominicos y utilizadas como cárcel y cuartel militar. Posteriormente, en la década de 1870 las ruinas originales fueron derribadas. Pero en resumen, este claustro fue un centro dominico fundamental por décadas y fue el hogar de Cristóbal por años.

*Mención completa del monumento.

Cristóbal, ya ordenado y con cierta relevancia en el ámbito religioso, en una ocasión predicó un sermón en la catedral de Burgos sobre la Virgen María según la doctrina de Santo Tomás, es decir, una aparente oposición a la inmaculada concepción de María, el cual escandalizó a la curia, por lo que fue amonestado por el obispo, quien le prohibió volver a tratar el tema. El tema de la inmaculada fue central en la labor teológica de Cristóbal durante toda su vida. No sería sino hasta el siglo XIX que la Iglesia Católica aceptaría el dogma de la Inmaculada Concepción, es decir, del nacimiento sin mácula (pecado original) de la Virgen María, madre de Jesucristo, por lo que durante los siglos anteriores la idea del nacimiento de María con el pecado original estaba muy diseminada por Europa.

Sin embargo, en el Reino de España la tradición mariana inmaculista estaba bastante arraigada. Fue ahí donde nació el dogma y donde más defensa, en muchas veces férrea, tuvo esta concepción religiosa. Ahora bien, se ha considerado siempre, en algunos casos erróneamente, que Santo Tomás de Aquino y toda su teología se oponían a la Inmaculada Concepción. Es por eso, saltando muchos años la temporalidad, que en las Constituciones del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, fray Cristóbal escribió que en este claustro se enseñaría la doctrina de Santo Tomás y el dogma de la Inmaculada Concepción.

Ahora bien, aprovechando el espacio en el que nos encontramos, hablemos de los últimos años de vida y la muerte de Cristóbal. Saltándose la fundación del Rosario, que llevó a cabo a los 80 años, de edad bastante avanzada, fray Cristóbal, murió como Arzobispo del Nuevo Reino de Granada y dejó un largo testamento en el que no sólo define a sus albaceas, don Cristóbal de Araque y Ponce de León y Gonzálo San Martín, sino que solicita, o más bien exige, que su último lugar de descanso fuera el Capilla del Colegio del Rosario. Esto último implicaba un problema particular, pues los arzobispos, como patriarcas de la Iglesia en determinados territorios, tradicionalmente deben ser inhumados en la catedral más importante, en este caso la primada de Santafé. Efectivamente así fue, el arzobispo fue enterrado en este lugar. 150 años después de su muerte, ya en la República, el rector y arzobispo Fernando Caycedo y Flórez ordenó la exhumación de los restos del fundador y los trasladó a la Capilla del Rosario para ubicarlos en la llamada “Pared del Evangelio”, al costado derecho del altar.

El monumento fue diseñado y ejecutado por Pietro Cantini, italiano que utilizó arenisca pintada como imitación de marmoleado. En el interior del monumento se ubicó una efigie orante de Cristóbal realizada en vida del modelo por Antonio Pimentel, quien lo conoció y además hizo las estatuas ubicadas en la fachada de La Bordadita. En este mismo monumento está instalado un escudo metálico con las armas arzobispales del fundador, que tiene un diseño muy particular por la proporción de sus elementos.

*Mención completa de la pintura de Santo Domingo y el obispo.

*Mención completa del monumento funerario del fundador.

Entre las labores religiosas del fraile resaltó la promoción diario del Rosario, del que era profundamente devoto. En estos años además acompañó la vida religiosa de hombres de estado como el conde-duque de Olivares y el duque de Lerma. Es decir, actuar como confesor y predicador tanto del monarca como consejero espiritual del conde-duque de Olivares, una figura central en la política y milicia española, era estar en medio de los grandes poderes del reino y viendo de cerca el día a día y los aspectos tanto públicos como privados de los personajes más nobles e importantes de su época.

Otra de las labores curiosas e históricas a Cristóbal está la revisión de un manuscrito de autoría del escritor Francisco de Quevedo y Villegas, el manuscrito correspondería al afamado texto Política de Dios, Gobierno de Cristo y Tiranía de Satanás, para autorizar su publicación. Fray Cristóbal lo aprobó y Quevedo le dedicó en 1633 un escrito titulado La Cuna y la Sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas.

*Mención completa de la pintura de cuerpo completo del fundador.

Ahora bien, su labor pastoral en América fue sumamente importante. Estableció la celebración de la fiesta del Corpus Christi con gran pompa y solemnidad que hoy en día sigue siendo importante en Colombia y además estableció dar la comunión a los nativos americanos, para lo cual expidió un decreto en 1636 que ordenaba a los curas y doctrineros prepararlos para recibir la eucaristía. Eso fue un avance muy grande para la evangelización cristiana, pilar fundamental de la colonización española. Una de las consecuencias de su labor fue que los indígenas de Gachancipá le obsequiaron una mitra hecha de paja, símbolo maravilloso de letalidad.

Agregando a su importancia en España, su obra pía en favor de los pobres fue reconocida y amplia. Tuvo una enorme preocupación por la salud de los pobres y por eso estableció una botica, con médico, cirujano barbero y medicinas. Fue generoso en extremo, a tal grado que el presidente de la Real Audiencia notificó al Monarca que debía controlar al arzobispo ya que dilapidaba el dinero entre los pobres, hasta el punto de que no tenía con qué sufragar los gastos personales de su casa.

*Mención completa de la pintura de medio cuerpo del fundador.