Fernando Serrano y Uribe, otro prócer de la Independencia colombiana
Fernando Serrano y Uribe es un nombre que no suele oírse en la historia de Colombia. En ese anonimato seguiría, de no ser porque figura entre los presidentes del país. En el Archivo Histórico existen unos documentos suyos que presentaremos para ayudar a formar una biografía del personaje.
Un matancero en el Rosario.
En 22 de octubre de 1796, iniciaron en el Rosario los cursos de Teología, Jurisprudencia y Filosofía. En este último, precisamente, figura Fernando Serrano, como capista de Filosofía [AHUR, caja 125 f.66v]. ‘Capista’ era el estudiante que no vivía en el Colegio y no formaba parte de la comunidad[1]. Finalizando el primer año escolar, Serrano hace el trámite para obtener una beca, según veremos a continuación.
Las Informaciones comienzan con una certificación de la partida de bautismo, firmada por el cura y vicario de la parroquia del Santo Ecce Homo de la Matanza[2] (actual Santander), en la jurisdicción de Pamplona, Juan Agustín de la Parra y Cano, el 25 de enero de 1780, donde informa que “baptisé subconditione[3], puse solemnemente, oleo, y chrisma à un niño de edád de ocho meses, que se llamaba Manuel Fernando” [Caja 115 f.396]. A continuación, el mismo cura vicario certifica el parentesco de Manuel Fernando con Rudesindo Serrano y Uribe, “que fue recibido, y condecorado con la Beca en el Colegio Maiòr de el Rosario de S[an]to Thomàs de Santafé” [f.397]. Dicho parentesco facilitaba los trámites a Manuel Fernando: al haber vestido la beca su hermano[4], él debía presentar solo media información, es decir, un interrogatorio con la mitad de las preguntas. Verificado el trámite, se aprobaron las Informaciones el nueve de mayo de 1797 y el diez, “haviendose congregado el Claustro comparecio D. Fernando Zerrano y prestando los juram[en]tos de costumbre se le le (sic) confirieron la Beca y demás insignias de Colegial” [f.402v].
El año siguiente (1797-98), cursó el segundo de Filosofía y defendió, el seis de julio de 1798, “en conclusiones enteras cincuenta y siete proposiciones de movimiento” [Caja 125 f.71v], bajo la dirección del catedrático Juan Francisco Vásquez Gallo [Caja 13 ff.145-47]. Como se ve, en el segundo año de Filosofía, se estudiaba la Física de Goudin[5]. El 18 de octubre de 1798, inició el que sería su tercer y último curso de Filosofía [Caja 125 ff.72v-76r]. El 29 de noviembre, participó en la oposición para conferir becas de Filosofía, defendiendo una proposición del mismo Goudin [Caja 13 f.171].
En 1799, pasa a estudiar Derecho civil, en la cátedra de Camilo Torres, a tiempo que solicita la beca en dicha facultad como opositor [Caja 14 f.47]. En 1801, obtuvo la mayoría de los votos para el empleo de maestro de ceremonias[6]. Ese año cursa el tercero de Derecho civil, pero defendió conclusiones de canónico, bajo la dirección del catedrático Tomás Tenorio[7]. Los asertos académicos se celebraron en junio de 1802, donde Serrano defendió Selectiores defensandas sequentes theses ex tit. 12 Lib 5 Decret. Greg. IX Pontif Max. deductas [tesis selectas para defenderlas, tomadas del título 12, Libro 5 de las Decretales de Gregorio IX, pontífice máximo]. Al final del documento, figura la autorización del acto académico: “Defiendanse las 23. conclusion[e]s anteced[en]tes”[8]. Terminan así los seis años de estudios de Serrano en el Rosario, que le valieron para obtener los títulos de bachiller en Filosofía y en Derecho canónico[9].
El prócer Fernando Serrano.
José Manuel Restrepo, en Historia de la revolución de República de Colombia en la América meridional, da a Serrano los títulos de gobernador y capitán general de Pamplona. Luego, el 16 de julio de 1816, afirma que fue elegido presidente encargado del Gobierno, “que habia dado pruebas de energía y aptitud como gobernador de la provincia de Pamplona”.
Cuenta Victoriano Paredes[10], su yerno, que Serrano participó en la Independencia desde 1810. Que le correspondió la defensa de Piedecuesta, en 1812, cuando fue atacada por fuerzas de Girón (sitio de Mensulí). Defendió asimismo la provincia de Pamplona, en calidad de capitán general y gobernador, de la invasión de tropas realistas. En esas circunstancias, parece que redactó y publicó, en mayo de 1815, la Constitución de la Provincia, que serviría de modelo a la expedida en el Rosario de Cúcuta, en 1821.
La fortuna militar de Serrano cambia en las batallas de Cachirí (Santander). En la primera (8 de enero de 1816), el militar español Calzada es obligado a retirarse; en la segunda (22 de febrero), en cambio, vence las fuerzas de García Rovira y Santander. Los sobrevivientes huyen a los llanos de Casanare, mientras Calzada sigue a tomarse a Bogotá. Serrano, pues, alistó tropas con sus propios recursos y huyó a Casanare. Su esposa e hijos huyeron a pie a Bogotá y luego al Cauca, afrontando prisión y persecuciones hasta que se produjo la liberación en la Batalla de Boyacá.
Casanare era entonces lo que quedaba de la República y allí Serrano fue nombrado por sus compañeros jefe civil y militar. En la continua campaña contra los españoles, salió herido y murió, cuando se le transportaba en guando a ocupar un puesto en el Congreso de Guayana.
La biografía de Serrano ha sido accidentada. Victoriano Paredes, su yerno, comenzó a reunir información para redactarla, hacia 1860. Acudió para ello a Isidro Villamizar, contemporáneo de Serrano, quien le prometió información de primera mano. Aquí se presentó la guerra de 1860 y, cuando terminó, Villamizar apenas pudo remitirle, agobiado por la vejez, copia de la Constitución de Pamplona. Paredes acudió entonces a Silvestre Serrano, hijo del prócer, quien prometió lo mismo, pero el terremoto de Cúcuta de 1875, en que murió con su familia, vino de nuevo a impedirlo. Leonidas Scarpetta, biógrafo de los próceres de la Independencia, tenía en mente una continuación de su obra, incluyendo a Serrano, pero también se lo impidió la muerte. Paredes entonces publicó, en 1883, unos apuntes que tenía para Scarpetta y que apenas llenan una página del Papel Periódico Ilustrado. La biografía extensa y publicada en libro, que no alcanzó a ver Paredes, aparecería apenas en 1922, en las prensas de la Imprenta San Bernardo, en el atrio de la Catedral de Bogotá, ocupando el cuarto volumen de Colombianos ilustres, colección dirigida por Rafael Mesa Ortiz. La biografía fue redactada por el cucuteño Luis Febres Cordero (1880-1927).
Febres aporta la partida de bautismo de Serrano, con que se aclaraba el lugar de nacimiento del prócer. Sorprendentemente, afirma que había estudiado en San Bartolomé y que había obtenido el grado poco antes de 1810; afirmaciones estas que van contra los documentos aquí presentados. Aclara, en cambio, que el Gobierno que le confiaron tuvo lugar en un sitio llamado Trinidad de Arichuna (¿Orichuna?, en Apure). Dicha función política terminó, según sugiere Febres, en la acción militar de Achaguas (octubre de 1816). En todo caso, si alguna autoridad tuvo Serrano, apenas valía para las tropas que estaban en el llano venezolano y duró hasta que el general José Antonio Páez lo depuso.[11].
[1] Guillén, M. (2006). Los estudiantes del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1773-1826. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.
[2] Su gentilicio es matancero, como el de los cubanos nacidos en Matanzas. El propio Serrano, al solicitar una beca, dice “natural de la Parroq[ui]a de Cacota del S[an]to Ecce-Homo” [Caja 14 f.47]. Cuando se la confieren, es “Cácota de Soratá” [f.84v] José Manuel Restrepo se refiere al lugar como parroquia de Cácota de la Matanza y también villa de Matanza.
[3] Del bautismo sub condicione, tenemos lo siguiente: “En referencia a algunos sacramentos, es una forma de administrarlos poniendo una condición que se ha de verificar, cuando hay dudas fundadas de si se dan los requisitos necesarios para que puedan ser administrados válidamente, con el fin de evitar la incertidumbre para el fiel o para la Iglesia, y por respeto a la dignidad de los sacramentos”. Lexicon canonicum, en línea.
[4] Rudesindo Serrano y Uribe vistió la beca el 26 de octubre de 1787. AHUR, caja 115 ff.374-87.
[5] Antoine Goudin (1639-95), filósofo y teólogo francés, de la Orden de Santo Domingo. En el Archivo Histórico tenemos su Philosophia Thomistica, en dos tomos (Madrid: Imprenta de la Compañía, 1796. E14N021); otra edición en dos (Madrid: Raimundo Ruiz, 1791. E14N022): juntas hacen la obra completa.
[6] Un cargo anual, según las Constituciones de 1664; no se menciona en las nuevas. Sus funciones se relacionaban con el comportamiento de las personas de la comunidad, encargado de comunicar las faltas al rector. Era quien investía los nuevos colegiales y decidía las controversias ceremoniales entre ellos. Cf. Guillén, Rectores y rectorías. Para entender mejor la idea de ‘cermonia’, léase la entrada en el Diccionario de autoridades: “Guardar ceremónia. Phrase con que se advierte à algúna persona observe formalidád, compostúra y modéstia. Se usa con freqüencia en Comunidades mayores, y Tribunales”.
[7] El texto de referencia eran las Decretales de Gregorio IX, divididas en cinco libros. Gregorio IX fue papa de la Iglesia católica en el periodo 1227-48. En el Archivo Histórico, hay varios comentaristas de la obra.
[8] Real Cedula espedida por el Rey Carlos IV; disponiendo quen (sic) lo subsesivo los acertos de conclusiones, se pasen con tiempo álos (sic) Fiscales para ecsaminar el contenido de sus proposiciones; con proivicion absoluta de pasar las que se opongan álas regalias del gobierno. Dada en Aranjues á 19 de Mayo del año de 1801. Siendo Rector el D[octo]r D[o]n Fernando Caycedo y Flores. Nuestro benefactor. AHUR, caja 15 ff. 1-3. Nótese, sin embargo, que las conclusiones que defendió Serrano en 1798 ya tenían la aprobación del fiscal Blaya.
[9] Ver Guillén, M. (2006).
[10] Paredes, V. (1883). El coronel Fernando Serrano. Papel Periódico Ilustrado, 43, 299-301. En línea.
[11] Páez, J. (1878). Autobiografía del general José Antonio Páez. Nueva York: Imprenta de N. Ponce de León.