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Pedro Acevedo Tejada, lar armas y las letras

Pedro Acevedo Tejada, lar armas y las letras

Un cuadro del Museo de la Universidad del Rosario nos pone a esbozar la biografía de un personaje de la época de la Independencia nacional.

Acevedo Tejada es un barrio minúsculo, en el triángulo que dibujan las avenidas 26 y 30 con la Ciudad Universitaria. La construcción data de la década de 1930 y su nombre obedece a uno de los hijos del Tribuno del Pueblo, José Acevedo y Gómez. Josefa fue una prolífica escritora y sus hermanos, José y Pedro, militares. De Pedro y su paso por el Rosario trata esta publicación.

Los ancestros de los Acevedo Tejada en el Rosario

José Julián Acevedo de la Parra obtuvo la colegiatura el 21 de enero de 1755. José Lorenzo Vargas y Sarmiento la obtuvo, en 1767, Estudió Filosofía y Cánones, elegido luego consiliario. Luis Antonio Sarmiento y Otero, de Barichara, ganó la beca el 8 de enero de 1784. Miguel Tadeo Gómez y Durán, de San Gil, tomó la beca el 9 de enero de 1788. Fernando de Acevedo y Aranda, de San Gil, vistió la beca el 9 de octubre de 1790, cursó Filosofía, pero interrumpió la carrera. Además de ellos, Juan Antonio Gómez Romano, de quien no tenemos datos académicos, pero que era pariente, como lo declaró el propio José Acevedo y Gómez, cuando solicitaba certificación de todos ellos al secretario del Rosario[1]. Si esto era por la línea paterna, por la materna debe citarse al abuelo, Ignacio Sánchez de Tejada, de Santafé (Bogotá), que cumplió la información de ingreso el 2 de octubre de 1776.

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Copia de la partida de bautismo, donde constan los nombres del pretendiente: Pedro José Aniceto Juan Nepomuceno.

Pedro Acevedo Tejada, hijo de José Acevedo Gómez y Catalina Sánchez de Tejada, había nacido en Santafé (Bogotá) el 17 de marzo de 1799. Vistió la beca del Colegio del Rosario el 17 de mayo de 1809, apenas con diez años, para estudiar Filosofía. Fueron testigos en los trámites de admisión: los regidores José de Ortega y Francisco Fernández de Heredia y Suescún, y Emigdio de Benítez y Plaza, abogado de la Real Audiencia. De esos testimonios, destacamos las precoces aptitudes del pretendiente:

El primer testigo afirma: “(...) que aún se le reconoce la inocencia de la infancia, y su aplicación al estudio es tan constante, que entre los de su edad se distingue ya por algunos conocimientos literarios, como es la inteligencia de la lengua francesa, el conocimiento de la Geografía, mucho de la historia Romana, lo que manifiesta su mucha disposición al estudio” [AHUR, caja 116 f. 1234v].

El colegial Acevedo cursó el año 1809-10 en Filosofía. De repente, los hechos políticos lo apartan de las aulas y termina enrolándose en el Ejército[2]. Vuelve a estudiar en el curso 1811-12 y, seguro por el año fuera de clases, presenta examen de Súmulas (Lógica), correspondiente al primer año de Filosofía, el dos de enero [vol. 122 f.113r]. Al parecer, al joven Acevedo le permitían combinar estudios y vida militar. En todo caso, sus estudios serían, en el mejor de los casos, los tres años de Filosofía. Sobre el punto podemos citar al propio Acevedo, en correspondencia con su hermano José:

Sábete que he pensado algo sobre las respectivas ventajas y desventajas de la estupidez y del saber, y hasta ahora pienso que quien ha tomado por lo menos algunas nociones generales de las cosas y enseñándose a ejercitar un poco su pensamiento, vive o puede vivir gozando más que un ignorante. Estudia, pues, y piensa, porque es defecto muy común entre nosotros no tener ideas propias, y querer hallarlo todo en los libros, cocido y guisado (IX 5 1826)[3].

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Un testigo de Pedro Acevedo Tejada recomienda sus virtudes literarias, indicando asimismo que era “robusto y que no se le conoce enfermedad alguna contagiosa”.

Hace campaña militar y vuelve a casa en 1815. Ante la llegada de Morillo, su padre decide emigrar al Brasil y Pedro se empeña en acompañarlo, el dos de mayo de 1816. Al año exacto del exilio, murió el prócer Acevedo, en las montañas del actual Caquetá, acompañado de su hijo[4].

De los restantes diez años de vida de Pedro Acevedo Tejada, destacamos su obra académica, relacionada con su precoz afición a la Geografía. Nos referimos a la Noticia sobre la jeografía política de Colombia, proporcionada para la primera enseñanza de los niños en este importante ramo de su educación: primera edición de 1825 y dos más, en 1827. La obra de Acevedo es el primer manual para enseñanza de la materia en Colombia[5]. Escribió para La Miscelánea y fue miembro, en 1826, de la primera Academia Nacional. Murió en Bogotá, el 31 de marzo de 1827, de una enfermedad fulminante.

[1] AHUR, caja 116 ff. 1190-1244. Abultado expediente el de “Ynformacion de D[o]n Pedro José Azevedo”, pues inicia con la certificación de los parientes de Acevedo y Gómez, solicitada en seis de marzo de 1798, un año antes de nacer su hijo, Pedro. Se encuentra transcrito en: León, A. (1910). El Tribuno de 1810. Bogotá: Imprenta Nacional; asimismo en Documentos históricos. La familia de Acevedo Gómez. Revista del Rosario, 5(48), 492-507.

[2] Efectivamente, para el curso 1810-11 estudió apenas la tercera parte del año anterior. Cf. Guillén, M. (2006). Los estudiantes del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1773-1826. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario. Además se sumaban razones económicas. León, A. (1910), cita al prócer de 1810: “-Hijo mío-le dijo un día,-debes renunciar á la carrera literaria á que te llamaban tu capacidad y genio pacífico, porque la voz de la Patria te señala otro puesto en que podrás serle más útil. [...] Tú eres aún muy niño, pero las lecciones del valor se reciben en tu edad como las demás. Los espartanos eran soldados desde la cuna; los demás griegos y el ilustre pueblo romano miraban los ejercicios militares como deberes imprescindibles  de todo buen ciudadano [...]”.

[3] Romero, M. (1962). El héroe niño de la Independencia: Pedro Acevedo Tejada. Bogotá: Kelly.

[4] La relación de los sucesos la hizo Josefa Acevedo Tejada, según se la contaba su hermano Pedro, en Cuadros de la vida privada de algunos granadinos, copiados al natural para instrucción i divertimiento de los curiosos, reproducida asimismo en León, A. (1910).