Elección de rector
Luis Enrique Nieto Arango
“El Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario (…) no es mecanismo que reciba movimiento de causas extrínsecas, sino organismo vivo que posee en sí mismo el origen de su acción…” Rafael María Carrasquilla.
Primer editorial de esta Revista (1905).
El pasado 1 de octubre, a las 5:30 de la tarde, se llevó a cabo la ceremonia pública y solemne de Elección de Rector para el periodo 2018-2022 que culminó con la proclamación de Alejandro Cheyne, Colegial, Profesor y actual Decano de la Escuela de Administración.
Es el doctor Cheyne el número 120 entre quienes han regentado el Claustro Rosarista en sus 365 años de existencia.
La perdurabilidad de la Institución Rosarista -rara avis en un país que recurrentemente presenta síntomas de adanismo- en muy buena parte puede explicarse por el sistema establecido por el Fundador Fray Cristóbal de Torres para la escogencia del Rector.
Forma en verdad sui géneris, heredada de las Universidad de Bolonia y Salamanca y que entraña una inmensa confianza en la juventud, representada por los Colegiales de Número, quienes, en unión de los Consiliarios, reciben una responsabilidad de trascendental importancia para el devenir de la Universidad.
En este sistema electoral reside la originalidad del Rosario y fue la manera en que el Arzobispo Fundador logró dominar la pretensión de sus hermanos de la Orden de Predicadores de convertir el Colegio Mayor del Rosario en un seminario para los religiosos dominicos.
Como sabemos no fue fácil durante la larga historia mantener ese sistema de autogobierno que, con todo, hoy conserva su vigencia renovadora y, a la vez, respetuosa de la tradición.
La escogencia entonces del Colegial y Profesor Alejandro Cheyne es una muestra más de la solidez y de la sabiduría de las instituciones rosaristas que, plasmadas en sus históricas Constituciones y con muy pocas variaciones, han sabido adaptarse a los tiempos para que el Claustro continúe cumpliendo la misión de Ilustrar a la República, o sea servir al bien común, al interés general, por encima de todos los intereses particulares.
El nuevo Rector Alejandro Cheyne es un perfecto ejemplo de consagración a la tarea educativa: toda una vida entregada, con rigor y disciplina, a la formación de la juventud estudiosa y, muy buena parte de ella, entre los muros de esta casa de la verdad que hace libres, como reza una de las inscripciones en mármol que adornan la sede principal.
Su hoja de vida no podría ser mejor y por si sola explica el acierto del cuerpo elector al escoger su nombre. Su formación inicial como economista en las Aulas Rosaristas fue destacada al designársele Colegial de Número. Luego todos sus estudios de posgrado han apuntado a su dedicación a la causa de la educación, culminando con el doctorado en Pedagogía de la Universidad UPAEP de México.
La tarea entonces de los Colegiales de Número y de los Consiliarios ha culminado con total éxito y toda la Comunidad Rosarista recibe con especial alegría a quien, de ahora en adelante y por el término inicial de cuatro años, corresponde el buen gobierno del Claustro que fiel a ese lema Nova et Vetera, originalmente propio de esta Revista, impulsa el quehacer de una institución que hoy ofrece 26 programas de pregrado, 46 especializaciones, 38 especialidades médico quirúrgicas, 21 maestrías y 6 doctorados y que, por sobre todo, continúa fiel a ese propósito de ser Siempre Antiguo y Siempre Nuevo.
¡Bienvenido Señor Rector!