Skip to main content

La extinción del final del periodo Cretácico dio origen a los bosques tropicales actuales

Cretacido
El equipo dominado por paleontólogos y biólogos colombianos compararon los bosques fósiles previos y subsecuentes a la extinción, con bosques vivos en Amacayacu (Colombia) y Panamá.

Así lo revela una investigación de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad del Rosario y  Smithsonian Tropical Research Institute, que publicó la revista Science.
 

Paleontólogos y biólogos colombianos compararon los bosques fósiles previos y subsecuentes a la extinción,  con bosques vivos en Amacayacu (Colombia) y Panamá. Encontraron que los bosques que surgieron tras la extinción eran más similares a los actuales que a los que vivían antes de la extinción.
 
Los bosques tropicales albergan la mayor parte de la diversidad de plantas en la tierra. ¿Qué sucede con estos bosques frente a una extinción masiva?, era una pregunta que la ciencia aún no había podido responder  con certeza.
 
Usando una extensa colección de fósiles de hojas y de polen encontrados en Colombia, un grupo de  científicos liderados por la Dra. Mónica Carvalho, pasante postdoctoral conjunta de la Facultad de Ciencias Naturales  de la Universidad del Rosario y Smithsonian Tropical Research Institute, evaluaron cómo cambiaron los bosques tropicales con el evento de extinción que dio fin al 75% de las especies al final del periodo Cretácico,  hace 66 millones de años.
 
El Cretácico es el tercer y último periodo de la era Mesozoica (entre 252 y 66 millones de años atrás),  también conocida como la era de los dinosaurios.
 
Los fósiles muestran que durante el final de la era de los dinosaurios (entre 72 y 66 millones de años atrás),  los bosques tropicales eran muy diferentes a los bosques modernos.
 
Según la Dra. Carvalho, “a diferencia de los bosques modernos, en los que priman las plantas con flores, los  bosques de los dinosaurios estaban conformados equitativamente por helechos y plantas con flores, y prevalecían árboles como las araucarias. Eran igualmente lluviosos, pero los árboles crecían ampliamente  espaciados entre sí, permitiendo la filtración de luz al suelo del bosque”.
 
Tras el impacto del asteroide, cerca del 45% de las especies de plantas se extinguieron, y se desató un  periodo de baja diversidad en el trópico de América.
 
El equipo dominado por paleontólogos y biólogos colombianos compararon los bosques fósiles previos y subsecuentes a la extinción, con bosques vivos en Amacayacu (Colombia) y Panamá. Encontraron que los  bosques que surgieron tras la extinción eran más similares a los actuales que a los que vivían antes de la  extinción. Los nuevos bosques estaban dominados por plantas con flores. Sus árboles crecían formando bosques espesos en los que poca luz se filtraba. Las leguminosas, fijadoras de nitrógeno  por excelencia,  llegaron  a ser tan abundantes como ocurre hoy en día.
 
Comunidades de insectos más generalistas
Otro de los importantes descubrimientos de este trabajo publicado en la prestigiosa revista Science tiene que  ver con características ecológicas, mostrando que la herbivoría (daño o ataque hecho por insectos a las hojas)  también cambió con la extinción. Antes de la extinción, los herbívoros eran muy específicos: muy pocas especies de plantas compartían el tipo de marcas creadas por insectos. Después de la extinción, todas las especies de plantas compartían los mismos tipos de mordiscos, reflejando comunidades de insectos más  generalistas.
 
Los fósiles colombianos muestran que los efectos ecológicos y evolutivos que tuvo la extinción del final del Cretácico fueron extremos. En esencia, dieron lugar a un nuevo tipo de bosque: el bosque que hoy en día  alberga la mayor diversidad del planeta.