Con todo y nuevas tecnologías de la información, y no obstante el necesario cambio de los tiempos, hay hábitos, costumbres, leyendas, etc., que dan un hilo de continuidad a toda actividad humana. A propósito del inicio del semestre (siempre nuevo, siempre el mismo: nova et vetera), compartimos una curiosidad de los estudiantes de Jurisprudencia, hace un par de generaciones.
Como toda tradición, es rigurosamente anónima, transmitida oralmente e, incluso, incorporada en alguna página blanca del Código.
No siempre han sido aficionados a la poesía los que trajinan con códigos... (Los doce códigos del estado soberano de Cundinamarca. Anotados i correjidos bajo la dirección del señor Mariano Tanco. París, 1878. AHUR E29N024).
Soneto al Código Civil
Este es el Código Civil, señora
de un vagabundo y lírico estudiante
que no ha pensado en él un solo instante
por pensar en su amor hora tras hora.
El libro que en sus textos atesora
sabia legislación, que vigilante
los derechos del viejo y del infante
fija con su doctrina protectora.
El Código de aquel que por su daño
preso quedose y sin dolor alguno
entre la red de su amoroso engaño.
Y al llegar el examen importuno
¡oh triste despertar! al fin del año
sacó cinco en amor y en Civil: uno.
Ejemplar del Archivo Histórico, incompleto.