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El tomismo en el Rosario (III): la devoción ingenua a sus enseñanzas

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En la Biblioteca Antigua, se encuentran numerosos indicios del respeto y veneración por la figura de santo Tomás de Aquino y por lo que él significaba en materia de profundidad y pureza de doctrina, tanto en Filosofía como en Teología. Así, puede hablarse de verdaderos elogios verbales e iconográficos. Tal es el caso de un Curso de teología sobre la Parte Primera de la Summa de santo Tomás (Cursus theologici in Primam Partem Divi Thomae: AHUR E18N060 V.1), impreso en Alcalá de Henares por Antonio Vázquez, en 1635. El libro fue escrito por fray Juan de Santo Tomás, el autor cuyas obras esperaba conseguir el arzobispo Cristóbal de Torres para los alumnos de su Colegio Mayor de Santafé. Allí es de destacar el grabado que hay después de la portada. Detalles como estos no solo representaban un considerable incremento en los costos de edición, sino que eran característicos de obras a las que se quería dar un especial relieve e importancia. Era, como diríamos hoy, un “valor agregado”.


Compleja iconografía de santo Tomás, con profusión de escenas y textos.

Puede encontrarse asimismo otro interesante y diciente grabado, en los Comentarios teológicos a la Segunda Parte de la Summa Theologica de santo Tomás, de fray Pedro de Godoy, impreso en Burgo de Osma, en los talleres del Episcopado, en 1672 (Disputationes theologicae in Secundam Partem Divi Thomae: AHUR E04N074 V.1 Ej.2).

La admiración por santo Tomás se expresa representándolo lleno de luz, inspirado por el mismo Espíritu Santo; rayo luminoso que cae sobre la Iglesia, proveniente de sus escritos y fuente que le da vida y la fecunda.

“Has escrito bien de mí, Tomás” (Bene scripsisti de me, Thoma), título muy honroso para el gran maestro dominico.

Con igual devoción y elogio, se encontró otro ejemplo interesante. En los Comentarios a las Epístolas de san Pablo (In omnes beati Pauli Apostoli epistolas commentaria: AHUR E02N130 Ej.1; impreso en Amberes: Viuda y herederos de Juan Stelfi, 1569), alguien escribe en español, a mano, en el verso de la portada, una extensa poesía en honor de santo Tomás de Aquino. Está compuesta en redondillas: estrofas conformadas por cuatro versos octosílabos (no siempre), principalmente de rima consonante, con esquema abba. Para mayor claridad, recordamos el comienzo de una obra famosa de sor Juana Inés de la Cruz, compuesta en dicha estrofa:

Hombres necios que acusáis    (a)
a la mujer sin razón,         (b)
sin ver que sois la ocasión   (b)
de lo mismo que culpáis;      (a)

El texto está íntegro y solo plantea algunas dificultades paleográficas y de sentido.

No hay ningún dato sobre el autor de la poesía ni de la fecha en que se escribió. Se menciona como indicio de una mentalidad de respeto y aprecio por el Santo Doctor. El juicio sobre su calidad y valor poético se deja enteramente al lector…

La transcripción respeta la ortografía original.

Eres Thomas el oraculo
en quien todos los scientificos
hallan con modos mirificos[1]
de la Ygnorancia el obstaculo.


Luces tanto en cada Rotulo[2]
y en cada erudito Articulo
que te vesan el manipulo[3]
sabios con humilde osculo[4].


Eres el maestro de Logicos
Preceptor de Methafi[si]cos
principe de theologicos
y enseñansa de los ficicos.


Es tu sciencia tan luzifera[5]
y tu saber tan clarifico[6]
que te aplauden el scientifico
en aclamacion vozifera[7].


Con rectorico preambulo
y con elegante prologo
te aclaman el Angel[8] theologo
en todo el terrestre Angulo.


Celebrate por Angélico
esta redondes esferica[9],
Europa, Assia y America
te veneran hombre celico[10].


Sin repugnancia ni estimulos,
generosos y magnanimos
los mas arrogantes animos
se confiessan tus discipulos.


Sirve tu saber de vaculo
a la Yglessia sacratissima
y tu verdad segurisima
le sirve de sustentaculo[11].


No permiten tus crepusculos
a la Ygnorancia avitaculo[12]
porque le sirven de obstaculo
Partes, Cadena y Opusculos[13].


Timbre eres tan honorifico
a los del Gusmano avito[14]
que eres honor del ambito
del Emispherio Dominico.


Ya Escholastico ya Mistico
celebras el Sacro Viatico
venerando siempre extatico
el Sacramento Eucharistico[15].


Fue tu pluma tan al placito[16]
de la Virgen M[adr]e deifica,
que te asegura pacifica
ora[17] de su beneplacito.


A tus escuelas S[an] Pablo
entro a oir de sus Epistolas
y en tus lecciones mistificas 
hallo su espiritu Pablo.

Estos ejemplos muestran un criterio general e innegable en su época: el magisterio indiscutible de santo Tomás. Los dominicos, Orden a la cual pertenecían el comentador (fray Juan de Santo Tomás) y el comentado (santo Tomás), lo tenían como una prescripción de su Capítulo General de 1551: “Ordenamos que no solo en la Sagrada Teología, sino también en Filosofía todos los profesores lean, expliquen y defiendan siempre la doctrina de santo Tomás”. Esa también era la pauta en la universidad española de la época, como afirma Jaime Jaramillo Uribe (Manual de Historia de Colombia, T. I, 512-13): “Los establecimientos de enseñanza coloniales aplican rigurosamente las disposiciones dadas en materia educativa por el Concilio de Trento, de manera que el tipo de educación que recibe la élite criolla está determinada por la ideología de la Contrarreforma. La enseñanza que se imparte tanto en colegios como en universidades continúa, además, patrones medievales: en la organización de las escuelas, en el plan de estudio centrado en la filosofía escolástica y en la retórica, en los métodos de enseñanza (…) y en el criterio de autoridad que tenía a Aristóteles y a santo Tomás por maestros indiscutibles”.

Por Jaime Restrepo Z.


Maravillosos, admirables: de forma admirable

[2] Alude a las subdivisiones de los libros en cuestiones, títulos, artículos, párrafos. Aquí equivale a “Título”.

[3] El manípulo era una prenda que formaba parte de los ornamentos sacerdotales, que se colgaba entre el codo y la muñeca del brazo derecho. Besar esta prenda era señal de respeto y reverencia.

[4] Beso.

[5] Del lat. lucĭfer, -ĕri 'portador de luz'. adj. poét. Resplandeciente, luminoso, que da luz [DRAE].

[6] Del lat. clarifĭcus. adj. resplandeciente [DRAE].

[7] A toda voz; a voz en cuello.

[9] En relación con la piedra angular que sostiene y da resistencia a todo el conjunto.

[10] Todo el globo de la Tierra.

[11] Celeste, celestial.

[12] Del lat. sustentacŭlum. m. Apoyo o sostén de algo [DRAE].

[13] Refugio, morada.

[14] Alude a obras de santo Tomás: las tres Partes de la Summa Theologica; su Comentario a los Evangelios, popularmente conocido como Catena aurea (Cadena dorada). Y muchas obras menores conocidas como Opuscula (Opúsculos).

[15] Referencia a los religiosos de la Orden dominicana, hijos de santo Domingo de Guzmán.

[16] El autor evoca la doctrina y devoción de santo Tomás acerca del Sacramento de la Eucaristía. Él compuso los textos para la Misa y para el Oficio de la Festividad del Corpus Christi. Cuentan sus biógrafos que, al concluir esta tarea, tuvo una visión en la que Jesús le dijo: “Tomás, ¡Qué bien escribiste acerca de mí! Ver leyenda del grabado que se reprodujo anteriormente.

[18] Tan del agrado.

[19] Latinismo para significar “orilla”: María garantiza buen puerto de llegada, después de la muerte.