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El glifosato y sus tentáculos

Clara Inés Chaves Romero

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En el mes de marzo del año en curso, en el canal de la televisión francesa TV5, pasaron un documental sobre los daños que ha venido produciendo el glifosato, en una región rural de Argentina.

Según el documental, el glifosato es el veneno más toxico que existe, a tal punto que produce efectos negativos en el medio ambiente, en los animales que consumen los productos que son fumigados con este producto, como la soya, y otros productos agrícolas, además es un producto altamente dañino para los seres humanos.

En cuanto a los animales, vivían enfermos y mejoraban al cambiarles la dieta por otros productos distintos a los que habían sido tratados con glifosato.

Los habitantes de esta región rural de Argentina que mencionaba el documental,sufrían de microcefalia; la mayoría de los niños que nacían tenían alguna malformación, bien sea cerebral, o algún tipo de discapacidad, o padecían de cáncer. Hechos estos que no se dieron antes de comenzar las fumigaciones con este producto.
Lo cierto es que la Organización Mundial de la Salud -OMS- considera, de acuerdo con los estudios que ha llevado a cabo, que este producto es de alta toxicidad y un altísimo generador de cáncer.

Lo lamentable de la historia, según los reporteros y periodistas investigadores que realizaron este documental, es que la empresa que produce el glifosato es intocable. Paradójicamente, para las autoridades sanitarias de la Unión Europea, este producto no es nocivo para la salud, desconociendo los estudios serios que ha venido realizando la OMS.

No se entendía (pues ahora hay un pronunciamiento del Parlamento Europeo sobre el tema) cómo una institución tan seria como la Unión Europea desconocía lo dicho por la OMS y la realidad en que viven las poblaciones no solo en la Argentina, sino en otros países, además de las quejas proferidas por los agricultores, ganaderos y criadores de cerdos, entre otros, quienes han interpuesto denuncias y han hecho sus propios estudios serios, en donde comprueban la toxicidad del glifosato.

Este tema me hace recordar las distintas quejas, en épocas diferentes, en donde en Colombia se ha producido esta misma discusión. La cual se debería reconsiderar, ante los graves daños que el glifosato produce al medio ambiente, a los animales y en especial a los seres humanos, siendo los más frágiles los niños y las personas de la tercera edad.

Podríamos decir que la corrupción y el poder de las multinacionales siguen pesando sobre el bien común y erosionando las instituciones públicas; los responsables carecen de toda ética, lo cual es inadmisible y se debe de combatir.

Según el documental en mención, en Francia, un ciudadano que sufrió malformaciones a causa del glifosato demandó y ganó la demanda pero, a pesar de ello, las autoridades sanitarias de la Unión Europea siguen siendo ciegas, sordas y mudas como en la canción de Shakira.

Vale la pena mencionar que, en sesión pública que se llevó a cabo el pasado 13 de abril, el Parlamento Europeo autorizó el glifosato por solo 7 años y para uso profesional. Sobre el particular, transcribiré parte de la noticia por considerarla relevante, esta es:

Dada la inquietud sobre los efectos carcinogénicos y de alteración endocrina atribuidos al glifosato, el Parlamento cree que la Comisión Europea debe renovar la autorización de comercialización en la Unión Europea solo por siete años, en lugar de los quince propuestos, y exclusivamente para uso profesional.

La Cámara también reclama una evaluación independiente, así como la publicación de la evidencia científica que llevó a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria a emitir su dictamen favorable sobre la autorización.
Cabe mencionar que la Comisión Europea había propuesto renovar la autorización del glifosato para todos los usos sin restricciones por 15 años más (el máximo posible). Sin embargo, el Parlamento votó a favor de que dicha autorización se renueve solo siete años.

Los diputados condenan el uso del glifosato para prácticas de «desecación» o liquidación de una planta antes de su cosecha para acelerar su maduración y facilitar su recolección. El texto también desaprueba el uso del glifosato dentro o cerca de parques públicos, zonas de juego infantil y jardines públicos.

En el caso de Colombia, la situación es compleja: en su momento, el Gobierno tomó la decisión de acabar con el uso del glifosato en fumigaciones de cultivos ilícitos, a raíz del informe que profirió la OMS, elevando este herbicida a la categoría de producto probablemente cancerígeno para los humanos. Tal decisión generó diversas opiniones en distintos sentidos, respaldadas por fuertes argumentos. La realidad es que los cultivos en este país han aumentado de manera dramática.

Indudablemente, lo que llevo al Gobierno de Colombia a suspender estas fumigaciones fue el mismo informe que profirió la OMS, elevando el glifosato a la categoría de un producto ¨probable de ser cancerígeno para los humanos¨.

El problema va más allá, ya que, al parecer debido a la falta de asistencia técnica del Ministerio de Agricultura al sector campesino a todo nivel, y al costo de los herbicidas (pues es de mencionar que el glifosato es un herbicida bastante utilizado, cuyo nombre comercial es ¨Roundup¨, el cual se usa para eliminar la maleza de los jardines, solares y de los cultivos agrícolas especialmente del café, los cítricos y los frutales), parecería no existir otro producto que sustituya al glifosato en precio y en eficacia.

Según las informaciones dadas por los distintos medios de prensa, las fumigaciones que se hacen con este producto para combatir la producción de coca afectan los cultivos lícitos de las zonas donde se cultiva la coca, lo cual causa daño, al parecer, en la salud de los habitantes de estas regiones, y presiona al alza los precios del mercado de pasta de coca, pues al fumigarse se disminuye la cantidad de cultivos y la producción.

Vemos, entonces, como la siembra de productos ilícitos ha aumentado de forma galopante, debido a la falta de fumigaciones que las controlan, tema en donde el país se ve afectado internacionalmente, debido a que formamos parte de la lista de países en donde más siembra existe de estos ilícitos, pero valga la aclaración, no es la coca como tal, porque esta hoja se venía sembrando de manera ancestral por pertenecer a la cultura de nuestros indígenas, lo ilícito viene del mal uso que se le da y su transformación.

Parecería ser, entonces, que no se sabe si fue primero el huevo o la gallina, o si la medicina es peor que la enfermedad, todo por una falta de asesoría técnica del ministerio encargado, en donde puedan generar medidas y políticas alternativas, y encontrar a la vez otros productos que sustituyan al glifosato, para que no siga afectando la salud de muchos campesinos. No se puede dejar de mencionar la falta de estudio sobre el cultivo de la palma africana, que trae más perjuicios que beneficios, ya que Colombia además no sería competitivo en el mercado internacional por existir otros países que ya se encuentran posicionados en el mismo. Ante la hecatombe medioambiental que padecemos y todas las noticias que se conocen sobre este tema específico, como, por ejemplo, la licencia ambiental que le concedieron a una firma estadunidense para exploración petrolera en la zona de reserva La Macarena, que se encuentra protegida y es parte de equilibrio de nuestro ecosistema. ¿A dónde llegaremos? Pareciera ser que nos dedicamos a apagar incendios, pero no damos la solución a los problemas de fondo, ni hay una política sería sobre el tema.