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Resultados del nuevo estudio sobre contrabando de cigarrillos en Colombia

Estudio Urosario y Fundación Anáas
El estudio se realizó en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Cúcuta, ciudades que agrupan el 56.1 % de los fumadores del país, de acuerdo con el Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019, a partir de una muestra de 4.557 cajetillas, de 10 unidades, recolectadas en superficies como andenes, parques y contenedores de basura.

Esta investigación, realizada por la Fundación Anáas, PROESA de la Universidad ICESI, la Universidad del Rosario y la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, es la medición independiente de comercio ilícito más actualizada en Colombia.

Su principal resultado es que el contrabando de cigarrillos en Colombia en 2023 es de 16.6 %. Este porcentaje es menos de la mitad de lo estimado por la industria tabacalera, con un 34 %, lo que demuestra que el contrabando es una problemática global, latente en Colombia, pero moderada, que se debe combatir con mayores controles a nivel global y con la implementación del Protocolo para la eliminación del comercio ilícito ratificado por el país.

Desde 2017, Colombia no contaba con una investigación representativa y sin conflicto de interés acerca del contrabando de cigarrillos. Por esta razón, y con el propósito de continuar trabajando para darle fin a la epidemia del tabaquismo en el país, la Fundación Anáas junto con el Centro de Estudios en Protección social y Economía de la Salud de la Universidad ICESI - PROESA, la Universidad del Rosario y la Universidad Adolfo Ibáñez - UAI de Chile, a través de Tabaconomía, hub de evidencia económica sobre impuestos al tabaco en América Latina, realizaron el estudio ‘Recolección de cajetillas de cigarrillos desechadas para medir prevalencia de contrabando a partir del Monitoreo de las Características de Cajetillas de Cigarrillos en Colombia (M3C-COL)’.

“Este estudio aporta, tanto a las autoridades fiscales como sanitarias, evidencia actualizada que permitirá focalizar mejor las acciones de control de contrabando, motivar el compromiso para que se adopten medidas eficaces como la adopción del protocolo para la eliminación del comercio ilícito de cigarrillos y otros productos de tabaco. Y, por otro lado, le da herramientas al Ministerio de Salud y Protección Social, y al comité de etiquetado y empaquetado de cajetillas, para monitorear qué tanto se está cumpliendo con la regulación existente y qué brechas tenemos de la regulación actual que deben ser atendidas y fortalecidas”, asegura Blanca Llorente, directora de investigación de la Fundación Anáas.

“Es importante contar con estudios que construyan evidencia científica y que sean rigurosos sobre los problemas que tenemos en nuestro país. La independencia de los estudios es importante porque, como lo ha establecido la OMS, la industria tabacalera no puede tener ninguna injerencia en el diseño de políticas públicas y en los estudios que sustentan ese diseño, lo cual garantiza que los resultados no estén sesgados. Este estudio, en particular, es un muy buen adelanto para poder avanzar en las medidas para el control de tabaco en Colombia”, aseguró Norman Maldonado, director de PROESA.

Las tendencias del contrabando y las tácticas de la industria

El contrabando de cigarrillos ha sido utilizado globalmente por la industria tabacalera como una excusa para frenar la medida que ha demostrado ser la más costo-efectiva para el control del tabaco a nivel mundial: el aumento de impuestos a estos productos, caso que en el país continúa registrando uno de los niveles más bajos de la región.

“Los estudios a nivel global muestran que el contrabando es mucho menor al que dicen las tabacaleras. En general, la diferencia está entre un 30 y un 60 %. Ese es el tamaño de la exageración del problema del comercio ilícito. Que existe, no hay que negarlo, hay que abordarlo con las herramientas correspondientes de fiscalización y colaboración internacional”, afirma Guillermo Paraje, líder de Tabaconomía, hub regional a nivel Latinoamérica de evidencia económica sobre impuestos al tabaco, de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.

“Esta problemática es una cortina de humo de la industria para desviar la atención del hecho de que, por causa del cigarrillo, al año mueren 34 mil colombianos y le cuesta 17 billones de pesos a la economía del país, lo que equivale a cerca del 1,8 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional”, asegura Blanca Llorente.

Principales hallazgos sobre este estudio de contrabando en Colombia

Con una muestra de 4.557 cajetillas, de 10 unidades, recolectadas en superficies como andenes, parques y contenedores de basura, se identificaron diversas características como marca, diseño, lugar de origen reportado, advertencias sanitarias, entre otros, y también las cajetillas que no cumplen con la definición de producto legal.

Así fue como los investigadores determinaron el porcentaje de cajetillas ilícitas, frente al total de las cajetillas recolectadas. En detalle, Bogotá registró 6.64 % de cajetillas de contrabando, Medellín 21.54 %, Cali 14.36 %, Cartagena 43.23 % y Cúcuta 73.62 %.
Frente a lo anterior, es evidente que Cúcuta tiene un problema de contrabando, pero como apenas aporta el 2.7 % de fumadores en el país, su contribución al comercio ilícito es menor en comparación con Bogotá, que representa el 64.9 % del total de los fumadores. Lo mismo sucede con Medellín, que tiene 17.7 % fumadores; Cali, el 11.4 %, y Cartagena, 3.3 %. Esto significa que los mayores pesos en el contrabando están en Bogotá, Medellín y Cali, respectivamente.

Otros hallazgos

Esta nueva investigación encontró en todas las ciudades otra problemática que va en aumento: se trata de los nuevos productos de consumo de tabaco, como los cigarrillos con saborizantes, los cuales, cada vez más están teniendo mayor presencia en el mercado y que han sido creados para cautivar potenciales clientes como niños, niñas, jóvenes y adolescentes, quienes son más vulnerables a la publicidad de la industria.
Frente a este panorama, “es necesario la modificación del aspecto de los empaques para reducir su atractivo, regular contenidos, prohibir saborizantes y cigarrillos con cápsula, y ojalá adoptar etiquetado plano que despoje de toda característica de la marca a las cajetillas”, sostiene Blanca Llorente.

Metodología del estudio

La metodología utilizada para este estudio fue un muestreo aleatorio basado en ubicación geográfica y variables socioeconómicas. “Una de las ventajas de esta metodología es que es relativamente fácil de implementar. Como ocurre en este caso, fue buscar las cajetillas en las calles, en las basuras, lo que nos da una imagen rápida de lo que está pasando en términos de los cigarrillos, de las cajetillas y de las marcas que se usan y de la penetración del contrabando en las diferentes zonas del país”, Paul Rodríguez, profesor asociado de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.

Un elemento innovador de la medición fue el uso de herramientas de participación, utilizando el marco de acción de ‘ciudadanía científica’, que buscó informar, empoderar y lograr la participación de las comunidades en el proceso de investigación. En este caso, se contó con el apoyo de voluntarios de las universidades del Rosario, Antioquia, los Scouts de Colombia, la Cámara Junior Internacional y la Red Nacional de Jóvenes Ambiente.
“Para el desarrollo de este estudio no se requirieron conseguir grupos especializados de entrevistadores, sino que se realizó con voluntarios que se capacitaron. Esto permite que, si el país estuviera dispuesto a invertir en esta clase de mediciones, podría a muy bajo costo tener una medición periódica de lo que está pasando con el contrabando de cigarrillos”, concluye Paul Rodríguez.

Aumento de los impuestos al tabaco, una medida costo efectiva para los países

Desde la adopción en 2008 del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, Colombia ha avanzado en el camino para frenar los impactos del tabaquismo con medidas multisectoriales, basadas en evidencia científica, que han reversado el aumento del consumo. En un hecho histórico en el país, después de 30 años de tener un impuesto bajo, en 2016, se triplicó la tarifa.

“Cuando se aumentan los impuestos al tabaco no solo se incrementan los precios de los productos ilícitos, sino que también de los ilícitos. Y, finalmente, se reduce el consumo a nivel general. Esto es lo que las investigaciones independientes demuestran a nivel global. Los impuestos al tabaco son herramientas de salud pública que corrigen hábitos no saludables y se deben implementar para reducir muertes y la carga de enfermedades que generan”, afirma Guillermo Paraje de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile.

En Colombia, por eso no se baja la guardia. Organizaciones civiles, científicas y congresistas han estado apoyando el Proyecto de Ley 274/2022 que promueve la implementación de triplicar el impuesto al tabaco y crear un nuevo tributo para los cigarrillos electrónicos o vapeadores. Aunque en el primer semestre de 2023 se aprobó en primer debate en comisión II de la Cámara de Representantes, el Proyecto de Ley aún está a la espera del segundo debate en plenaria de Cámara.

Los cálculos que presentan estos organismos son que, si se triplica el impuesto al tabaco, se reducirá su consumo, en especial entre los jóvenes y población económicamente vulnerable. Y, por otro lado, generará recaudos, de alrededor de 1 billón de pesos al año. El aumento del impuesto entre 2016 y 2018 contribuyó en gran parte a la reducción del 16% en el consumo de cigarrillos en Colombia durante este periodo.

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