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El círculo vicioso de la libertad de expresión y pensamiento

Nicolás Reina Tejada

Discurso - By BeenAroundAWhile -CC BY-SA 3.0

Cada día el humano convierte a la sociedad, y la provee de un sentido crítico, en la que todos tenemos el derecho de opinar lo que pensamos, debatir sobre distintos temas y tratar de proponer nuestra tesis como la tesis más racional y verdadera. Es algo natural de nuestra especie argumentar y debatir sobre problemas de interés. Esto sucede desde el uso de la razón, y aunque antes el derecho a expresar el pensamiento era restringido por los soberanos, las revoluciones sociales en búsqueda de la libertad e igualdad humana han emanado una serie de derechos fundamentales, entre ellos la libertad de expresión y pensamiento, que podemos ejercer por el solo hecho de ser humanos.

En la actualidad, este derecho se está empezando a ver limitado, y aunque es lógico un “límite”, dicho límite está mutando en la subjetividad de las personas, que se convierten en expertas al momento de opinar y juzgar sobre el derecho y libertad de pensamiento de los demás y que se puede decir y que no. Este camino en el que nos encontramos llevará a nuestro derecho de libertad de expresión y pensamiento de ser limitado hasta ser prohibido.

Es necesario que al momento de expresar nuestro pensamiento tengamos en cuenta algunos límites para no vulnerar otros derechos ajenos, pero realmente no hay un límite objetivo a la libertad de expresión y pensamiento, pues no podemos medir lo subjetivo de nuestras palabras, por lo cual, deberíamos ser precavidos, y como límite común encontrar los derechos fundamentales y colectivos, y vivir y dejar vivir.

Aunque no debe ser sacado de contexto, es cierta la queja de muchas personas, al decir que hoy en día cualquier palabra ofende a un colectivo. En los últimos años, gracias a las revoluciones sociales se evidencia que los colectivos oprimidos están tomando vocería y están haciéndose escuchar, esto es excelente, pues en los estados sociales de derecho deben incluirse a todas las personas sin ninguna discriminación para su debida participación, y poder ejercer la democracia. ¿Pero realmente es conveniente incluir a todas las personas sin ninguna discriminación? Se le podría preguntar a cualquier persona y su respuesta sería afirmativa, hasta que una de las personas que se deberían incluir tiene un pensamiento opuesto, que puede ser interpretado como ofensivo, en el momento podría considerarse la no inclusión de algunas personas, y es este, el “circulo vicioso” de la libertad de expresión y pensamiento.

Y en este círculo vicioso pueden recaer con esta columna de opinión, dependiendo el pensamiento propio, pues el siguiente ejemplo pueden ofender algunos colectivos.
Como primer ejemplo de este conflicto de opiniones se conocen los grupos sociales del LGTBI y derivados de este. Muchas personas se toman en chiste esta problemática, pero es la realidad de algunos miembros que conforman dicho grupo.

Como se mencionó antes, es muy bueno y óptimo para el Estado y la sociedad, que estos grupos oprimidos hagan valer sus derechos y su libertad de pensamiento, pero su tesis liberal y “progresista” se contradice cuando encuentran al alguien que no está de acuerdo con los ideales de estos grupos. Dichos conflictos ocurren en su mayoría por las redes sociales, y se puede ver (no en todos los casos) como alguien que no está de acuerdo con estos grupos es “atacado” y ofendido por tener su pensamiento propio, tildado de opresor, lo cual se contradice totalmente a lo que dichos grupos buscan, como la inclusión, libre desarrollo, etc. Es entonces donde nos podemos cuestionar como ejercer la correcta libertad de expresión. Y se puede empezar a pensar como límite, el “vive y deja vivir”, quien no esté de acuerdo con las tesis o ideales de algunos grupos, tiene la libertad de pensar lo que quiera sobre el tema, mientras deje vivir a los demás conforme a lo que piensan y no se les vulnere, y si se presta el momento, pueden debatir sobre el tema, y seguir cada uno pensando libremente, sin ser atacados y censurados, pues de todo hay público.
 

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Freedom of Speech - Dominio público

Como segundo ejemplo de este conflicto de opiniones es un caso de muchos años, y el conflicto de quien actualmente justifica el machismo contra quienes luchan contra él. Muchos movimientos y revoluciones sociales se han tenido que dar para que poco a poco se les dé a las mujeres los derechos que son propios de ellas, pues somos iguales hombre y mujeres. Y aunque todavía faltan más derechos y que se les dejen de vulnerar, el obstáculo son las personas que hoy en día justifican y defienden el machismo.
Y es aquí como se debe aplicar uno de los presuntos límites de la libertad de expresión y pensamiento, y es que la opinión de alguien no vulnere los derechos fundamentales de los demás. Y aunque requiere de juicios de valor, este límite en la mayoría de los casos contiene el carácter objetivo. Es objetivo entender que la opinión de alguien no es válida si está vulnerando del derecho de una mujer a trabajar y desarrollarse, tampoco es válida la opinión de quien no permite el voto de la mujer, pues es necesario la democracia porque en ella participamos todos, si no, no funcionaría la democracia.

Ejemplos objetivos existen bastantes, y es lo que debemos entender como sociedad, pues nuestra opinión son juicios de valor sobre un tema, una persona, un conflicto, un hecho, que pueden terminar vulnerando los derechos de los demás, y los demás pueden terminar vulnerando nuestros derechos objetiva o subjetivamente.

No hay límites idóneos a la libertad de expresión y pensamiento, tenemos que recorrer el camino con precaución y cuidado, analizando caso a caso, pero teniendo como guía o presuntos límites, los derechos fundamentales y colectivos (entiéndase humanos, naturaleza y otras formas de vida), y vivir y dejar vivir. Tampoco recaer en el circulo vicioso de la libertad de expresión y pensamiento, pues es este quien terminara con el derecho a pensar libremente.