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Margaret Mazzantini: la voz de los personajes falibles

Ismael Iriarte Ramírez

Margaret Mazzantini

En las últimas décadas, autoras como Margaret Mazzantini han cobrado gran importancia, no solo en Italia sino también en buena parte del mundo occidental. Eso no solo les ha permitido asegurar el protagonismo de la mujer en la escena literaria, asumiendo el relevo de notables antecesoras como Natalia Ginzburg, Elsa Morante, Oriana Fallaci o Dacia Maraini y logrando visibilizar las múltiples dimensiones de los personajes femeninos a través de sus historias.

Mazzantini, cuya infancia transcurrió en países de Europa como Irlanda y España, antes de radicarse definitivamente junto a su familia en Italia, da cuenta de sus pasos en buena parte de su obra. La publicación de su primera novela La palangana de zinc (1994), no solo la llevó a las primeras planas, sino que también significó el impulso definitivo para dar el giro a su carrera artística que hasta ese entonces se había desarrollado como actriz de cine y teatro. La historia que se presenta al lector mediante la abuela de la narradora, nos muestra una mujer que permanece su empeño de seguir adelante a pesar de los horrores de la guerra y las privaciones de la posguerra.

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La Palangana de Zinc d eMargaret Mazzantini
 

La fuente de inspiración de sus obras parece encontrarse en la adversidad que enfrentan sus personajes y en las batallas internas que libran por igual, se ve cómo se enfrentan a los aspectos cotidianos y a los grandes predicamentos de la vida, mostrándose falibles. Personas, comuenes y corrientes, si se quiere ordinarias, se ven matizadas por defectos y virtudes, lo que en definitiva los vuelve más humanos. Esto se ve ratificado por la misma autora, quien en entrevista al diario español El País ha afirmado: “Siempre escribo de tipos que tienen fallos y faltas, que están cojos. Eso es lo que nos hace humanos”.

La palabra más hermosa (2008) es probablemente la muestra más representativa de lo descrito en los párrafos precedentes. En esta novela, Gemma, que además de ser la protagonista lleva el peso de la narración y proporciona al lector la óptica desde la cual podrá aproximarse a la historia, desde la que somos testigos de sus miedos, frustraciones e incluso de sus pensamientos más abyectos, sin que esto logre menoscabar su figura de madre consagrada.

Gemma nos lleva a descubrir la belleza casi escondida de una ciudad de contrastes como Sarajevo, que a mediados de la década de los ochenta e incluso en la actualidad resulta a primera vista hostil, pero en la que el corazón de sus visitantes echan raíces. De forma inevitable, el recorrido también nos sumerge, a través de imágenes fragmentarias, casi surrealistas, en una guerra tan incomprensible como devastadora, cuya naturaleza mediática contribuyó con su carácter deshumanizante y cuya proximidad en el tiempo hace comprensible que las heridas permanezcan abiertas o solo hayan cerrado superficialmente.

Sin embargo, a pesar de este panorama que puede resultar apocalíptico La palabra más hermosa es una historia de amor, no solo de pareja, sino también de familia, una historia de redención que nos demuestra que en medio de la tragedia puede surgir la vida y que aún en medio del caos se puede apreciar el trazo de un plan perfecto que sigue su marcha inmutable. No pasa inadvertida la invitación de la autora a formular una propuesta de la palabra más hermosa.

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La Palabra Más Hermosa de Margaret Mazzantini

Características similares se encuentran en títulos como No te muevas (1998), galardonada con el Premio Strega, que también transcurre por la vía del monólogo interior de un padre que aguarda junto al lecho de su hija adolescente que ha quedado en coma tras un accidente, lo que se convierte en el detonante para un viaje que despierta fantasmas del pasado. Mientras que Mar de mañana (2013) nos presenta las historias más que paralelas, complementarias de dos refugiadas libias que comparten la travesía de la migración con dos décadas de diferencia y que no llegan a encontrarse.

No puedo concluir estas líneas sin mencionar la relación de Mazzantini con el cine, que es mucho más que circunstancial y que trasciende el simple ejercicio de la adaptación y abarca desde sus orígenes como actriz hasta su matrimonio con el actor y director Sergio Castellitto, quien ha llevado a la pantalla grande títulos como No te muevas y La palabra más bella (bajo el título Volver a nacer), ambas protagonizadas por Penélope Cruz. Resultan digna de mención la participación de la autora como guionista en los filmes Fortunata y Una librería de París, dirigidos también por Castellitto.

Referencias
García Fernández, José. Giuseppina Torregrossa: Espejo literario y cultural de Sicilia. Aracne editrice, 2019.

Nadie realmente feliz es escritor

Mazzantini, Margaret. La palabra más hermosa. Lumen, 2010.