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Adolfo León Gómez, rosarista honoris causa

Adolfo León Gómez

Cuenta Cordovez Moure que, desde 1861, las doctrinas del Rosario y de San Bartolomé eran heterodoxas en Filosofía y Jurisprudencia. Así que los católicos se abstenían de “someterse a estudiar métodos que lastimaban la fe religiosa que profesaban”. Dicho vacío ideológico lo llenó el Dr. José Vicente Concha en 1864, fundando el colegio universitario San José, que luego llevaría el nombre del papa Pío IX, con su expresa licencia y bendición apostólica[1].

Adolfo León Gómez, nieto de Diego Fernando Gómez, sobrino nieto de Pedro Acevedo Tejada y bisnieto de José Acevedo y Gómez, aprendió sus primeras letras en casa de sus padres. Luego pasó al Liceo de la Infancia, de Ricardo Carrasquilla, “quien me recibía de balde, en atención a mi orfandad”[2]. Luego, pasó al Colegio del Dr. Concha, que le ofrecía educación profesional a módico precio.

Adolfo León Gómez

Adolfo León Gómez. Revista Credencial Historia.

 

A pesar de su nexo familiar, la vinculación de León Gómez con el Rosario es anecdótica. Como alguno rebajara el mérito de los estudiantes del Colegio del Dr. Concha, “diciendo que sólo por rezar un poco se podía volver doctor cualquiera en ese plantel”, el agraviado debió salir en su defensa, sosteniendo “que todos los cursos de jurisprudencia se hacían allí, como era la verdad, con escrupulosa exactitud y con magníficos profesores”; antes bien, que en el Rosario o en la Universidad se obtenían más fácil, actuando los graduandos ante sus propios maestros. Los discípulos del Dr. Concha, en cambio, se sometían al examen de jurisconsultos externos de la talla de Murillo Toro, Santiago Pérez y Manuel Ancízar, entre otros. En fin, prometió León Gómez que se sometería al examen del Rosario, en cualquier momento. Promesa que tuvo que cumplir, presentándose ante el rector, Dr. Manuel Ezequiel Corrales[3], quien le abrió las posibilidades de todos los grados que quisiera, pagando los derechos. Al día siguiente, los rosaristas se disponían “a ver rajar a un conchista”; pero León se desenvolvió muy bien en Derecho español, Procedimientos y Práctica forense; Derecho internacional y Código civil. El Dr. Ancízar, examinador de Derecho internacional, le dirigió palabras de felicitación, haciendo memoria del Dr. Diego Fernando Gómez, su abuelo; luego, le devolvió el pago que le correspondía como examinador.

León se graduó por partida doble: luego de lucirse en el Rosario, repitió la faena entre los conchistas. Al efecto, había enviado “esquelas especiales a muchos eminentes jurisconsultos y a varias familias”. Luego de dos horas de examen, los examinadores le discernieron la calificación de sobresaliente. Aquel fue el último grado del Instituto, pues muerto el Dr. Concha el año siguiente, se cerró el Colegio. Seguro por el carácter informal de los exámenes que presentó en el Rosario, no hay huella en nuestro Archivo Histórico. Por los datos que aporta León en sus notas autobiográficas, tanto este como el del Colegio Pío IX ocurrieron en 1881.

La educación superior, en 1883.

Para entender el medio educativo en que se movió León Gómez, copiamos unos párrafos del profesor Ernst Röthlisberger:

En virtud de la libre competencia y de la posibilidad de abrir, sin más, un centro docente todo aquel que contara con la confianza de los padres, era también muy considerable el número de los colegios privados -diríamos mejor "pensiones privadas"-, donde los alumnos viven en régimen de internado (...). La formación universitaria propiamente dicha se adquiría en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario, en la Universidad Nacional y en la Universidad Católica. La concesión de diplomas era enteramente libre; alguna escuela privada; podía expedir, por ejemplo, el título de doctor en jurisprudencia. Pero los tres centros universitarios citados, por razón de su efectiva competencia y por su posición, tenían facultad para otorgar los grados generalmente reconocidos. La Universidad Católica era reciente creación del nuncio papal Agnozzi, expulsado de Suiza en tiempos del Kulturkampf. Esta mantenía la rivalidad frente a las otras dos universidades, cosa de la que los profesores nos alegrábamos, pues de ahí surgía la emulación.

El Colegio del Rosario, fundado en 1651 por el monje y arzobispo Cristóbal de Torres, se componía de una especie de liceo o gimnasio y de una Academia de Derecho, donde se estudiaba más rápidamente que en la Universidad.  El Rosario tenía entonces una dirección sumamente progresista. La Universidad Nacional era, indiscutiblemente, la primera de Colombia[4].

 


 

[1] Cordovez Moure copia la carta de Pío X a Concha, en tres de febrero de 1875. Reminiscencias de Santafé y Bogotá. Bogotá: Epígrafe, 2006. El nombre de ‘San José’ en José Agustín Blanco Barros. Obras completas. Jorge Villalón – Alexander Vega (comp.). Barranquilla: Universidad del Norte, 2018.

[2] Todos los datos biográficos en León, A. (1913). Hojas dispersas. Bogotá: Sur América.

[3] Gobernó el Colegio entre el nueve de junio de 1880 y el dieciséis de febrero de 1882.

[4] Röthlisberger, E. (1963). El Dorado. Estampas de viaje y cultura de la Colombia suramericana. Bogotá: Banco de la República.