Centenario de una biblioteca: en 1922 se estrenó el salón del Archivo Histórico
La biblioteca es parte fundamental de la Universidad, como ya lo sabía fray Cristóbal de Torres cuando, al redactar las Constituciones del Colegio Mayor, fijó el lugar para lo que entonces se llamaba “librería”. La moderna biblioteca universitaria, sin embargo, está cumpliendo su primer centenario, cuando se le ubicó en un espacio especialmente diseñado para contener libros, junto con la elaboración de un catálogo que respondiera mejor a las necesidades de los usuarios. Veamos cuál es la historia del salón donde hoy funciona el Archivo Histórico de la Universidad del Rosario.
Centenario de una biblioteca
En su informe de seis de abril de 1925, el rector Rafael María Carrasquilla daba cuenta de la instalación de la biblioteca del Colegio, en el lugar que había fijado el propio fundador, fray Cristóbal de Torres[1]. “Se construyeron elegantes y artísticos estantes de nogal cubiertos de vidrieras”[2], afirma Carrasquilla. El contrato de construcción de la biblioteca se había celebrado el dos de marzo de 1922, según la propuesta de los arquitectos Jaramillo y Manrique Martín. Las condiciones del negocio se detallan en el documento[3]: fabricar un solo mueble, de piso a techo del salón, dividido en tres cuerpos. El inferior, de bastidores sin vidrios; los dos restantes, con vidrios que abren hacia los lados y hacia arriba. La obra se extendía en una longitud de 28 metros, aproximadamente, y debía fabricarse en cedro “de la mejor calidad”. El espaldar también en madera, los vidrios ingleses[4] y las bisagras de cobre. En los terminados, se exige aplicar barniz de tapón[5].
El mueble quedó en funcionamiento a fines de 1922, hecho que dio lugar al proceso de catalogación moderna, con tarjetas movibles y según el sistema Dewey[6].
Ejemplo de tarjeta moderna de catalogación, [7].
Nótese el detalle del busto de Carrasquilla, aún vivo.
Flamante biblioteca apareció fotografiada en la Revista del Rosario, en 1929[8]: la colección había crecido en seiscientos volúmenes de literatura y derecho, más una donación de 120 títulos por el Gobierno argentino.
Punto importante de la arquitectura de la biblioteca es el detalle del techo. No hemos ubicado el contrato respectivo, pero tenemos los detalles: en factura consular de tres de agosto de 1918, se relacionan nueve bultos despachados al Colegio por The Canton Steel Ceiling Co., que llegaron a Puerto Colombia en el vapor Zacapa, el nueve de septiembre. Luego se condujeron de Barranquilla a La Dorada (Caldas) y de allí a Bogotá. El pago de la mercancía, incluyendo traslado de Nueva York a Barranquilla, se hizo mediante letras de cambio[9].
Catálogo de productos de The Canton Steel Ceiling Co., ca. 1920. Fuente: ebay.com
Una biblioteca moderna, como hoy la entendemos, se construyó en la rectoría de Antonio Rocha Alvira, proyectada para 50 000 volúmenes[10]. Desde entonces (1969), podemos hablar de una división de la colección bibliográfica: lo moderno para la biblioteca Antonio Rocha Alvira (hoy CRAI) y lo antiguo para el Archivo Histórico. La creación del Archivo dependió del reconocimiento que se dio al Claustro, en 1975,
Desde 1985, se inició el programa de sistematización de la biblioteca, empleando la tecnología para mejorar la gestión de la información bibliográfica[11].
[1] Fray Cristóbal de Torres, en sus Constituciones, dedica el Punto tercero (Título primero) a los edificios. Manda edificar el refectorio, “y encima la libreria en la forma traçada, con quarenta tercias de largo, y el ancho correspondiente a la Igleſia”. Cf. Blog del Archivo Histórico de la Universidad del Rosario: Prehistoria del Archivo Histórico: de la fundación al siglo XIX.
La biblioteca antigua en 1991, en portada de la Revista del Rosario (554).
[2] AHUR, Libro copiador de oficios, 1924-1929: vol. 319 f. 66v. Para todo el contexto de los cambios arquitectónicos del edificio, cf. Paláu, F. Restrepo, J. (2018). Rupturas y transformaciones arquitectónicas: Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá, siglo XX. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.
[3] AHUR, Libro copiador de oficios, 1919-1926: vol. 316 ff. 211-12.
[4] Afirma Germán Arciniegas que los vidrios planos ingleses fueron otra conquista de la Independencia y que en su época todavía los comerciantes anunciaban dicho producto. Arciniegas, G. (1990). América, tierra firme y otros ensayos. Caracas: Ayacucho.
[5] Parece referirse a un barniz claro, transparente, “que produce un pulimento de cristal”. El tapón se refiere al modo de aplicación, usando “un andrajo de media vieja de lana, doblada muchas veces, el cual se cubrirá con un lienzo blanco mas que á medio usar, de modo que forme un tapon”. Nosban. (1854). Manual del carpintero de muebles y edificios, seguido del arte del ebanista. Madrid: Imprenta de don Alejandro Gómez Fuentenebro. Como se ve, el contrato prometía cedro, pero se entregó en nogal.
[6] Carrasquilla, R. (1923). Informe del rector al señor ministro de Instrucción Pública. Revista del Rosario, 18(174), 253-56. Sobre el Catálogo de Carrasquilla, cf. Los catálogos modernos de la biblioteca del Rosario. Para el primer catálogo, cf. La biblioteca del Rosario al fin de la Colonia.
[7] Redacción. (1924). La biblioteca del Colegio. Revista del Rosario, 19(190), 600-602.
[8] Carrasquilla, R. (1929). Actos oficiales. Informe del señor Rector. Revista del Rosario, 24(231), 1-19.
[9] AHUR, Libro copiador de oficios, 1919-1926: vol. 316 ff. 1-4; citado en Paláu, F. Restrepo, J. (2018).
[10] Rocha, A. (1969). La construcción y reformas de los edificios del Colegio Mayor. Revista del Rosario, 69(484), 81-83.
[11] Guillén, M. (2003). Rectores y rectorías del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1653-2003. Bogotá: Academia Colombiana de Historia.