La preocupación por el cambio climático causado por la contaminación debido a la emisión de gases de efecto invernadero y la enorme huella de carbono de algunas industrias es generalizada en todos los rincones del planeta. También lo es la preocupación por la explotación laboral infantil, por las nuevas formas de esclavitud y por la discriminación laboral por temas de género. 

Una de las más visibles respuestas a esas preocupaciones es la importancia que la sostenibilidad corporativa está teniendo en la actualidad. La Agenda Global 2030 prevé como Objetivos de Desarrollo Sostenible muchas metas relacionadas precisamente con el cambio en la cultura organizacional en las empresas y sectores donde esas problemáticas se han vuelto críticas. Todos los gobiernos que han suscrito la Agenda Global 2030 (entre ellos Colombia) están comprometidos con la comunidad internacional a actuar decididamente para el logro de los Objetivo de Desarrollo Económico Sostenible, lo que supone emitir regulaciones y crear autoridades dedicadas a promover prácticas empresariales más amigables con el medio ambiente y socialmente responsables. 

¿Cómo contribuyen los programas de cumplimiento y, en general la teoría del compliance, a lograr esos cambios en la cultura de las organizaciones y mejorar sus estándares de sustentabilidad ambiental y responsabilidad social? 

Diversas formas o subcategrías de programas de cumplimiento han empezado a aparecer: los programas de cumplimiento ambiental (enviromental compliance), los programas de cumplimiento de prácticas anticompetitivas (compliance antitrust) o los programas de cumplimiento de inclusión y contra la discriminación de género (GESI compliance) son algunos ejemplos de la forma en que la teoría del compliance se articula con la teoría de la sostenibilidad empresarial.