Así se construye el camino hacia la formalización de las tiendas de barrio
By: Jaime E. Dueñas M. | Diciembre 2020
Economía y Política
By: Jaime E. Dueñas M. | Diciembre 2020
Para el ciudadano común y corriente, la tienda de barrio es ese lugar que generalmente sirve para sacarlo de apuros, a donde puede ir a altas horas de la noche para conseguir artículos que tal vez no se encuentran en el supermercado, o que pueden ser más baratos allí que en el comercio formal. Habitualmente, el 'vecino' o la 'vecina' que atienden son personajes amables a los que se les pueden quedar debiendo 200 pesos o que, si los encuentra 'de buenas pulgas', ¡incluso le fían!
De lo que ese mismo ciudadano común y corriente no siempre se da cuenta es de que para que la tienda de barrio esté abierta incluso los fines de semana, las personas que la atienden pueden trabajar jornadas más extensas de lo normal; de que, como negocio, no siempre son tan rentables y que dar 'al fiado' es más un acto de buena voluntad que una buena estrategia comercial; y de que, en muchos casos, estos negocios sobreviven a pesar de que sus propietarios no estén capacitados para administrarlos como es debido.
Con el fin de entender mejor las tiendas de barrio, para encontrar fórmulas que les permitan ser negocios más formales y rentables, y a sus propietarios estar mejor preparados para tenderlos, se realizó el primer 'Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos', en el que participaron investigadores de la Universidad del Rosario, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Fundación Capital.
El estudio, que busca diagnosticar la inclusión social y productiva de los microestablecimientos de índole comercial y de servicios –las tiendas de barrio–,
forma parte de un macroproyecto llamado ‘Inclusión productiva y social: programas y políticas para la promoción de una economía formal - Alianza EFI’, financiado por el programa gubernamental 'Colombia Científica'.
Durante una primera etapa se realizaron 1.654 encuestas a propietarios, administradores y dependientes de tiendas en barrios (usualmente familiares de los primeros) cercanos a las sedes de la Corporación Universitaria Minuto de Dios de 10 municipios del país (Bello, Barranquilla, Bogotá, Girardot, Soacha, Zipaquirá, Neiva, Pereira, Bucaramanga e Ibagué); estos sectores corresponden a clase media y media-baja. En la muestra se incluyeron tiendas de abarrotes, carnicerías, cafeterías, bares, restaurantes, papelerías, salones de belleza y ferreterías, entre otros establecimientos.
De hecho, en la época de la pandemia, la mayoría de los problemas relacionados con las situaciones derivadas de las medidas de aislamiento eran más fáciles de resolver por mecanismos informales, que formales. Por ejemplo, negociar de forma verbal el pago del arriendo con el propietario del local era mucho más fácil que lograr un acuerdo contractual con una inmobiliaria.
Esto, complementa Andrés Felipe Ortiz, también tiene que ver de alguna manera con la tendencia a saltar los procesos o de no cumplir con los estándares, común en la cultura colombiana. En contraste, los niveles de formalidad –añade el profesor de Uniminuto– también están asociados con el control que ejercen los entes de vigilancia (las Secretarías de Salud, en el caso de los establecimientos relacionados con alimentación, por ejemplo) o con la perspectiva de riesgo del negocio.
Andrés Felipe Ortiz, por su parte, concluye: “Un resultado del estudio muestra que solo un 19,5 por ciento de la población entrevistada ha recibido formación. Y nosotros somos convencidos de que la formación para la cualificación de los microestablecimientos permite el desarrollo de los mismos. Es decir, puedes tomar cualquiera de ellos (una panadería, una cafetería, una peluquería, un bar) y con un proceso de cualificación, especialmente de formación en el ámbito administrativo de lo que pueden ser las finanzas básicas del negocio, de la contabilidad básica del negocio y de la formalización de este tipo de herramientas, les va a permitir tener mayor sostenibilidad en el tiempo”.
A juicio del profesor de Uniminuto, con el tiempo esto redunda en beneficio para el país, pero también ayuda a que en el momento en que un tendero que ya no pueda desarrollar este negocio con la exigencia que tuvo durante años, pueda tener mejores condiciones para disfrutar su vejez. “Siento que ese es uno de los aportes más significativos que puede hacer [este estudio]: la toma de conciencia alrededor de la formación para ser empresario”.
Más información: Informe Estudio Nacional de Emprendimiento a Tenderos, primera ronda
Rector: José Alejandro Cheyne
Vicerrector: Sergio Pulgarín
Síndico: Miguel Diago
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