La Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, junto con Alianza EFI (Economía Formal e Inclusiva), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Iniciativa de Académicos Jóvenes (YSI/INET) desarrollaron esta conferencia con el fin de reunir académicos, expertos e investigadores de toda la región y así compartir publicaciones, conocimientos y trabajos que den a conocer la importancia del emprendimiento y la innovación en el crecimiento económico y el desarrollo de países en América Latina y el Caribe.
Durante el evento, se realizaron tres conferencias con oradores internacionales que se destacan en el campo de la innovación. Adicionalmente, se conocieron los trabajos de investigadores de distintas instituciones y se llevó a cabo una mesa redonda en donde se discutió sobre las investigaciones que se han hecho en tecnología, ciencia e innovación en América Latina, y la reactivación económica tras el Covid-19.
El primer día de conferencias se presentó la ponencia de la doctora Bronwyn Hall, profesora emérita de Economía de la Universidad de California en Berkeley y profesora visitante en el Max Planck Institute-Munich. En su discurso, Hall habló acerca de las patentes, y de si estas tienen un rol en la financiación de nuevas empresas innovadoras. Para Hall, las patentes juegan un papel muy importante, porque pueden atraer financiamiento.
Asimismo, mencionó las ventajas y desventajas del sistema de patentes, resaltando que las patentes pueden ser utilizadas para incentivar a los propietarios a defender sus innovaciones y excluir a los que buscan sacar provecho de ellas. Hall concluyó su intervención mencionando que,si bien el mercado, para estas tecnologías existe, no está muy desarrollado, porque no existe transparencia y las evidencias son incompletas, algunas empresas que tienen patentes pueden ser las más rentables, pero no las más productivas.
Para el siguiente día de conferencias se presentó el economista e investigador Gustavo Crespi, especialista principal en Competitividad, Tecnología e Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Su charla se basó en responder a la pregunta: ¿Cómo diseñar intervenciones eficaces de extensión e innovación tecnológica? Para Crespi, la innovación es el motor del crecimiento económico, por dicha razón países industrializados como Estados Unidos, Alemania, o economías crecientes como Finlandia o Corea del Sur, fundamentan en dos tercios su crecimiento económico. Caso contrario pasa en América Latina, pues los países están rezagados en ese aspecto.
Una de las razones que expone Crespi para decir que América Latina está rezagada en innovación y desarrollo es porque hay ineficiencia en la creación de conocimiento y las retribuciones de innovación están condicionadas al capital humano. Lo anterior, hace que la brecha entre los retornos sociales y privados de la innovación persista. Por esto, propuso como una de las estrategias para incentivar los mecanismos innovadores, el incremento de 1% en la financiación mediante un programa que permita aumentar en 0.15% las actividades de innovación y desarrollo de manera privada.
Finalmente, Crespi propone que el modelo de innovación y desarrollo impacte positivamente en los indicadores de empleo y de supervivencia de la empresa, más aún, si la compañía exporta sus bienes. Sin embargo, menciona que es mejor generar un ambiente propicio de innovación antes de incentivar las exportaciones.
En el tercer y último día de conferencias se llevó a cabo la presentación de Pierre Mohnen, profesor de Microeconometría del Cambio Técnico en la Universidad de Maastricht, el cual abordó su panel sobre el tema de incentivos tributarios e innovación. Mohnen mencionó que los gobiernos deberían intervenir en aras de apoyar la innovación y, de igual manera, los incentivos fiscales deberían esforzarse en aumentar la inversión e investigación.
En Latinoamérica, especialmente en Chile y Colombia, se evidencia que los gobiernos son muy generosos indistintamente del tamaño de la empresa o su rentabilidad, algo que, por el contrario, en Canadá se ve una mayor focalización de dichos esfuerzos que están siendo dirigidos, en su mayoría a PYMES, dijo Mohnen. De esta manera, afirmó que los mecanismos por los cuales el Estado debe intervenir es por medio de acciones complementarias entre incentivos y subsidios, ya que puede variar dependiendo del tamaño de la empresa. Las PYMES, podrían preferir incentivos, mientras que las grandes empresas, podrían optar por otros mecanismos.
Por último, se llevó a cabo la mesa redonda, dentro de la cual se discutió sobre la Medición de las actividades de ciencia, tecnología e innovación en América Latina y el Caribe y sobre la innovación como herramienta central para la reactivación económica. En la mesa estuvieron Juan Daniel Oviedo, director del Dane; Maria José Bravo, jefe de la División de Estudios y Estadísticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile; y Diego Aboal, director del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Uruguay. La moderadora fue Mary Katenberg, profesora de la Universidad de Pace.
En primera medida, Aboal habló acerca de la normativa internacional que rige las buenas prácticas en materia de medición de las actividades de ciencia, tecnología e innovación. Se basó en el Manual de Oslo y discutió sobre el Manual de Bogotá, cuya versión está vigente desde el 2001, y el cual Aboal recomendó actualizar el manual y lograr adaptarlo a nuevas prácticas que vienen surgiendo.
Por otra parte, Bravo basó su intervención en comentar los esfuerzo que ha hecho Chile y habló sobre la Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en Investigación y Desarrollo (I+D) y la Encuesta Nacional de Innovación en Empresas, las cuales permiten conocer el panorama de ciencia, tecnología e innovación en el país. Finalizó su intervención mencionando que el reto es aumentar las transferencias tecnológicas y la cooperación en la materia entre los demás sectores de la economía.
Posteriormente, el turno fue para Juan Daniel Oviedo, quien felicitó el avance que han tenido en sus respectivos países sus colegas de panel y señaló que en Colombia los sectores que más innovan son el financiero, el académico (en cabeza de Instituciones de Educación Superior – IES) y los centros de investigación y desarrollo. Igualmente dijo que el comercio minoritario es el que menos innovaciones presenta concluyendo que en los sectores en los que menos se innova suele no haber criterios de ascenso claramente definidos, y suelen no tener incentivos al desempeño.
El panel finalizó con tres conclusiones que muestran la realidad por la que están pasando: primero: ahora se puede distinguir la población que trabaja formal e informal en Colombia; segundo: la situación generada por el Covid-19 a dado la oportunidad de responder positivamente en la expansión de innovación en términos generales, el uso del teletrabajo y la innovación digital; y tercero: las estadísticas que surjan después de esta coyuntura permitirán evaluar los efectos de las políticas públicas implementadas y permitirán tener mejor información para este aspecto en el futuro.