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Caminos agitados: entre el nuevo orden y las aulas

Luis Enrique Nieto Arango

editorial

En el Claustro Rosarista, como culminación de las conmemoraciones en este año 2019 del Bicentenario de la Batalla de Boyacá y de los 365 años de nuestra institución educativa, se presenta la exposición «Caminos agitados: entre el nuevo orden y las aulas».

En el Claustro Rosarista, como culminación de las conmemoraciones en este año 2019 del Bicentenario de la Batalla de Boyacá y de los 365 años de nuestra institución educativa, se presenta la exposición «Caminos agitados: entre el nuevo orden y las aulas».

Han coincidido entonces estas celebraciones sobre dos hechos fundamentales para la formación de la Nación Colombiana: el inicio de la República y la puesta en marcha, en 1653, del Colegio Mayor del Rosario. 
Como siempre se ha señalado las dos fechas no pueden separarse. La evolución de un territorio enmarcado por una compleja geografía hacia una forma republicana de gobierno y la apertura de estudios superiores en un Colegio Mayor, fundado gracias a la terca persistencia del viejo Arzobispo Cristóbal de Torres, aunque distantes en el tiempo, son hechos que guardan entre si una íntima relación.

La circunstancia de convocar un reducido pero ilustrado número de granadinos, provenientes de diversas regiones, en el Claustro Rosarista durante largos años, hizo el milagro de que esos jóvenes, pertenecientes a las elites provinciales, adquirieran conciencia de su destino común, como fue al fin de cuentas la creación de una república independiente del Imperio Español, movida por el ideal de la libertad, la igualdad y la fraternidad y conformada por gentes de origen americano, europeo y africano, con sus innumerables mezclas, bajo una misma bandera, con la denominación, usada en las leyes de la época, de libres de todos los colores.

Sin duda, como también se ha dicho muchas veces, Fray Cristóbal de Torres había traído de la península la percepción de la decadencia del Imperio Español, surgida entre la intelectualidad a partir del siglo XVII y atribuida justamente a las fallas en la educación de los príncipes, tal como lo señalan Mariana, Covarrubias, Saavedra Fajardo, Feijóo, Jovellanos, Juan de Solórzano, Ulloa, Uztárroz, Ortiz y los mercantilistas españoles. No en vano el Fundador fue compañero de Corte y amigo de ese gran escritor que fue Francisco de Quevedo, quien con lucidez y angustia también advirtió ese declive del Imperio, rematado precisamente con la independencia de la América Española, a la que finalmente se sumó la desmembración de las Filipinas y de la Isla de Guam en 1898.

De ahí la tozudez del Fundador Cristóbal de Torres para lograr del Monarca Felipe IV la autorización de su Colegio Mayor, aún en contra de los intereses de sus hermanos de hábito de la Orden de Predicadores y de los no menos poderosos miembros de la Compañía de Jesús. Hasta después de muerto luchó Fray Cristóbal por la autonomía de su Instituto lograda en 1664, gracias a las gestiones en Madrid del rector perpetuo Cristóbal de Araque y Ponce de León.

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Esos hijos del Colegio, inspirados por las ideas de la Ilustración con las cuales José Celestino Mutis, a partir de su llegada en 1762, refrescó y agitó los aires conventuales de la Santafé virreinal, fueron quienes adoptaron tempranamente para el país el sistema republicano, basados en el propio gobierno del Colegio Mayor, establecido en las Constituciones, dictadas por el Fundador y aprobadas por el Rey Felipe IV, que plasmaron la idea de una democracia doméstica, con renovación periódica de las directivas, apoyada en la autonomía que aseguraba el producido de las haciendas.

El papel protagónico de los rosaristas durante todo el siglo XIX ha sido suficientemente analizado en los distintos campos en que el rompimiento de lazos con España lo exigía: la organización política-administrativa, la economía, la educación y la sociedad, grandes temas planteados por nuestros próceres decimonónicos y que, acaso y en muchos aspectos, continúan siendo asignaturas pendientes, aún hoy en pleno siglo XXI.

Toda esta andadura hacia la madurez de nuestra nacionalidad se inicia con el grito de independencia de 1810, reafirmado por la Batalla de Boyacá en 1819, pero talvez tiene una fecha originaria en el momento en que por fin el Arzobispo de Torres ve realizado su ideal de congregar personas mayores para Ilustrar a la República, término que en ese lejano siglo XVII es sinónimo del Bien Común o el Interés General que es, según ese sueño, el norte que deben perseguir los hijos del Rosario, gracias a sus grandes letras y a los puestos que merecerán con ellas.

Este periplo hacia una Colombia más igualitaria, diversa, justa y en paz, es lo que pretende mostrar esta exposición que a partir de noviembre se ofrece al público en general en el Claustro Rosarista, unida al Seminario internacional “Imaginando repúblicas en tiempos de Independencia”, que organizan: la Universidad Nacional, el Banco de la República, la Universidad del Rosario, la Embajada de Francia, el Instituto Francés de Estudios Andinos - IFEA, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH y que tendrá lugar los días 18 y 19 de noviembre en el Centro de Convenciones de la Biblioteca Luis Ángel Arango.

Esta exposición estará acompañada del libro de nuestra Editorial, obra de varios autores especializados, titulado “La República 1819-1880”.

Por último, como nota alegre y extraordinaria, el viernes 15 de noviembre a las 19 h., se presentará en el Claustro 365 el musical, obra con guion de Diego León Hoyos y con la actuación de los alumnos del programa de pregrado conducente al título de Maestro en Teatro Musical que, en alianza estratégica con MISI, hace parte de la oferta educativa de nuestra Universidad.

Muy bienvenidos entonces todos nuestros lectores a estos eventos con los que recordamos estas fechas claves para Colombia y, así mismo, para nuestro Colegio Mayor cuyo destino está íntimamente ligado al de la Patria.