Cementerio Central
Linneth Yuranny Achury Vargas
El Cementerio Central hace parte del patrimonio histórico de los capitalinos y se ha convertido en el plan cultural para algunos bogotanos. A pesar de los esfuerzos de la alcaldía para mantener el lugar abierto a diferentes actividades pedagógicas, el camposanto se encuentra en el olvido.
Lamentablemente, Colombia es un país sin memoria y desconoce a esos hombres y mujeres que manifestaron abiertamente sus diferencias; liberales y conservadores, que defendían sus ideales, desde las zonas rurales hasta las urbanas. Hoy muchos de esos personajes descansan en el cementerio central, pero nadie los conoce o pocos los recuerdan.
Empecemos por su historia. Colombia fue colonizada por españoles, por lo tanto, sus costumbres y culturas fueron impuestas. Hasta el siglo XIX, se enterraban los muertos en bóvedas en el interior de las iglesias, Al parecer, este sistema no funcionó porque se propagó una plaga que dejó enfermos y muertos, así que Carlos III dio la orden para la edificación de un cementerio. El 15 de octubre de 1827, Simón Bolívar firmó un decreto que prohibía los entierros en las iglesias de la capital. Finalmente, el cementerio fue construido por Pío Domínguez y Nicolás León, y puesto en funcionamiento en 1836.
El cementerio está ubicado exactamente entre las calles 24 y 26, desde la transversal 17 hasta la calle 22, en la localidad de Los Mártires; un lugar emblemático, lleno de historia y terror.
Un personaje como Francisco de Paula Santander no pasa inadvertido. Santander reposa allí desde el año 1892; la estatua del general está ubicada en todo el centro de su tumba. Santander combatió junto al general y libertador Simón Bolívar, fue elegido vicepresidente de la Gran Colombia y asumió el gobierno cuando Bolívar viajó a Perú para conseguir la independencia. La historia cuenta que tuvieron algunas diferencias; los motivos se desconocen, pero varios historiadores aseguran que las mujeres siempre fueron materia de discusión.
Después de la muerte de Bolívar, Santander asumió el poder, convirtiéndose en el presidente de la Nueva Granada, en 1819. Se dice que su principal preocupación fue la educación pública, pues pensaba que le traería igualdad a la nación.
Existe una fuerte contradicción sobre el partido político al cual perteneció Santander: mientras unos lo consideran el fundador del partido liberal, Gabriel García Márquez lo calificó como el fundador del partido Conservador; así que es difícil encasillar al general.
Otras grandes personalidades como Marco Fidel Suarez, José Manuel Marroquín, José Ignacio de Márquez, Rafael Reyes, Manuel Pumarejo, entre otros, yacen en el Cementerio Central.
Luis Carlos Galán Sarmiento es uno de los más visitados. Numerosos homenajes a recibido el destacado político liberal, quien no llegó a la presidencia, pero su lucha y discursos no quedaron en el olvido. Galán ya completa 25 de años de muerto; fue asesinado en el municipio de Soacha, Cundinamarca, a manos de sicarios, el 18 de agosto de 1989. Aún continúa en la memoria de quienes lo recuerdan con tristeza; su muerte quedó como otras en Colombia, anticipada e inconclusa.
Carlos Pizarro, excomandante y guerrillero del M-19, ha sido motivo de inspiración para políticos, guerrilleros, estudiantes y escritores. Así lo fue para Carlos Fuentes, escritor mexicano, quien dejó una novela incompleta sobre el asesinato de Pizarro y otras dos de sus obras narran parte de la vida del comandante.
Pizarro, después de apostarle a la paz, fue asesinado el 26 de abril de 1990, mientras tomaba un avión de Bogotá a Barranquilla. Navarro Wolf, exgobernador de Nariño y antiguo miembro del M-19, en una ocasión manifestó que a “Carlos no lo mataron por ser guerrillero, lo mataron porque era precandidato presidencial”.
Tumba de Carlos Pizarro.
A finales de los 80 y comienzos de los 90, Colombia sufrió cambios significativos. Diferentes carteles de la droga protagonizaron innumerables asesinatos e intentaron tomarse el poder, sobornando y patrocinando a líderes políticos. Se presume que fue la época en la que hubo más terrorismo en el país.
Jaime Pardo Leal fue asesinado en 1987, su cuerpo también reposa en el histórico cementerio. Es posible que su muerte tenga que ver con las denuncias hechas a la clase política por posibles alianzas con el narcotráfico y el paramilitarismo.
Así como presidentes, destacados políticos, también hay periodistas y escritores. Rafael Pombo es recordado gracias a Rin Rin Renacuajo, que está en la memoria de varias generaciones colombianas. Todos crecimos recitando cada palabra: cómo olvidar a ese renacuajo “muy tieso y muy majo, con pantalón corto, corbata a la moda, sombrero encintado y chupa de boda” o a esa “pobre viejecita sin nadita que comer, sino carnes, frutas, dulces, tortas, huevos, pan y pez”. Sus cuentos y fábulas lo describen, él no necesita de biografía, su imaginario no tuvo fronteras. Representaciones y recitales se han hecho a su nombre.
En el cementerio es común encontrar grandes mausoleos como el del círculo de periodistas de Bogotá, la asociación de técnicos constructores, la cervecería Bavaria o el Panteón de la Policía y el Ejército Nacional. Criptas que parecen sacadas de cualquier película de terror, callejones pequeños, olor a flores y el frío de la muerte que se encuentra en cada esquina del cementerio.
Tumbas como la de Gilberto Alzate Avendaño, Laureano Gómez, Alfonso Villegas Restrepo, Gustavo Rojas Pinilla y la que se puede calificar como la más visitada: él ha sido considerado como el “santo popular”, el señor Leo Kopp. Su memoria no se puede comparar con las leyendas urbanas, religiones o santería conocidas,;se dice que llevó el agua potable al barrio La Perseverancia y se dio a conocer como un hombre muy generoso. Por eso sus colaboradores de Bavaria, en su honor, mandaron tallar un monumento, que se encuentra en posición de pensador, dispuesto a escuchar y recibir las ofrendas de los visitantes.
Monumento de Leo Kopp.
Por último, además de flores, ellas reciben toda clase de dulces y caramelos. Por su imagen de niñas, se ha creado el mito de “los Ángeles”. Las hermanas Bodmer murieron, en el siglo XIX, de una extraña enfermedad. Es usual encontrar a los visitantes llenando el monumento de toda clase de dulces y flores, sobre todo los días lunes, escogidos para rezarle a las “benditas almas” y pedirles uno que otro favor.
El Cementerio Central es único en su arquitectura, motivo de orgullo y admiración para los capitalinos, así como sus mismos muertos. Un recinto lleno de cultura y respeto que solo los vivos podemos disfrutar.
Monumento de la hermanas Elvira y Victoria Bodmer.
Bibliografía
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Molina, C. D. (2013). Tumbas de indignos: cementerios no católicos en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
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