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La Cuba revolucionaria que me dijo adiós: crónica del éxodo del Mariel

Katherine Cardozo Beltrán

La Cuba revolucionaria que me dijo adiós: crónica del éxodo del Mariel

¿Qué es vivir en el exilio?  Fidel Castro debió de cuestionárselo cuando la dictadura de Fulgencio Batista agotaba sus posibilidades de devolverle la libertad a su isla.

 

Debió de hacerse esa pregunta una y otra vez cuando en 1955 tuvo que abandonar su isla, a bordo de un avión DC-6, de dos motores en un vuelo comercial. Huyendo de aquella dictadura que le había perdonado la vida, Fidel Castro por primera vez, a sus 26 años de edad tocaba tierra azteca con estatus de exiliado político.

Castro, nunca imaginó que después de quince años y ya siendo comandante en jefe de la Revolución Cubana, más de 125.000 cubanos iban a preguntarse también ¿Qué es vivir lejos de casa? Tal vez, Castro jamás pensó que iba a convertirse para gran parte de su población, en él mismo fantasma que a sus 26 años le había agotado las posibilidades de estar presente en la tierra que lo vio nacer. Tal vez nunca  idealizo que su revolución, aquella que le iba a devolver la esperanza a los ciudadanos cubanos de un país mejor, iba a hacer la misma que ocasionaría uno de los movimientos migratorios mas relevantes del siglo XX, como lo fue el Éxodo del Mariel de 1980.

La historia del exilio de Fidel Castro, con la Crisis Migratoria del Mariel tienen algo en común: tanto Castro como los cubanos de la crisis  huyeron para liberarse de la opresión de un régimen; Fidel en un avión comercial y la población cubana en embarcaciones que salían desde Puerto Mosquito. El primero con el objetivo de salvar su vida y crear un plan para la liberar a la isla del régimen de Batista, y los segundos, con el objetivo principal de liberarse del régimen que había creado Fidel.

El mar, un bote, la figura de refugio y tan solo 530 km de distancia de Cuba a Cayo Hueso, se convirtieron en los elementos que mejor caracterizaban las historias de miles de cubanos que tuvieron que partir en 1980 en búsqueda de una segunda oportunidad. Con estas palabras, es como José, un cubano de 57 años, empieza a narrar su propia historia. Una historia que no suele contar con facilidad, una historia que marco su vida por completo y que después de tanto tiempo, hoy la vuelve a revivir.

Han pasado 39 años desde aquel día en donde José con tan solo 18 años de edad, en un camaronero, dejaba su isla, su hogar su familia. A pesar del tiempo, su recuerdo del Mariel, sigue intacto. Como si fuera ayer, José nos describe ese viaje tan corto hasta el sur de la Florida, y lo que significo llegar a una ciudad en donde no tenía nada ni a nadie, donde su condición de refugiado era lo único que lo acompañaba. Este es el relato de José, un marielito, que al narrar su propia historia, nos demuestra la cara más humana de lo que significo ser parte del Éxodo del Mariel.

Hijos de la revolución Cubana: niñez y adolescencia en la transición
Jose Urbano Rodriguez nació en el año de 1962 en la misma ciudad que vio nacer a La Sonora Matancera, la ciudad en donde se origino el baile nacional de Cuba, el Danzón: Matanzas, La Atenas de Cuba, la cual es reconocida por su gran desarrollo social y cultural.  Nacido en el seno de una familia tradicional, José paso la mayoría de sus niñez y adolescencia por las calles del Barrio de la Playa.

Su nacimiento, coincide con el inicio de un nueva era en Cuba liderada por Fidel Castro, que se caracterizaba por el desarrollo de un nuevo proyecto político, económico y social que marcaría por completo la historia contemporánea de Cuba. Sin pedirlo, como hijo de La Revolución Cubana, José hizo parte de la generación de cubanos que no solamente crecieron como espectadores de una Cuba en proceso de transición hacia el comunismo, sino también se convirtieron actores claves, cuyas vidas fueron directamente influenciadas por el nuevo escenario que se estaba construyendo en la isla.

José nació en el cuarto de un hotel reconocido en Matanzas. Como producto de las expropiaciones que empezaron desde el 59, Fidel le brindo a miles de familias la posibilidad de vivir en los cuartos de dicho hotel. Sin pensarlo, este era el primer gesto que la revolución tuvo con José y su familia. A sus cortos años de edad aún no entendía con exactitud lo que significaba vivir en un país comunista. De su niñez recuerda cómo si fuera ayer aquellas tardes en la playa de pesca con sus amigos. Tener el mar y la playa tan cerca, le permitió a José desde pequeño cultivar una de sus grandes pasiones. Es un hombre apasionado por el mar, los barcos, la pesca, sin duda, estos tres elementos forman parte de la identidad de José y fueron, son y serán siempre los mayores tesoros que le pudo regalar Cuba.

A la edad de 13 años, la vida de José empieza a cambiar por completo. Al dejar la primaria y empezar la secundaria, se dio cuenta de que las cosas no eran como él creía dentro de su país. Esta transición de primaria, de ser un pionero como se le conoce en Cuba a un joven comunista en la secundaria,  significaba para José la adopción de un pensamiento con el cual no se sentía identificado. — Estar en secundaria te convertía automáticamente en un joven comunista, esa era la estructura educativa en mi país y dentro de esta estructura, mis ideas, mi forma de ser, mi identidad, sencillamente, no cabía —.

Lo más difícil para José fue no poder avanzar en su juventud por el simple hecho de no compartir una idea política. Sus buenas notas, el deseo por adquirir una beca, no eran suficientes para el gobierno. — Tenias que estar adentro de esta estructura si querías tener una vida  — nos dice José con  tono de decepción. Sus hobbies tampoco pudieron crecer en Cuba. Fue campeón de lucha libre pero no pudo continuar practicando; también intento varias veces pertenecer a la escuela de veleros pero ese sueño jamas se cumplió. Para José solo había una única razón: no ser comunista.

Con tan solo 16 años, José empieza a contemplar la idea de irse de su isla. Viendo que no existían oportunidades para un joven como él, la idea de emigrar hacia otro país empieza a ser cada vez más importante para el. Quedarse significaba no tener oportunidades y estar condenado a una forma única de ser y estar. La decisión de emigrar era la única solución para que José pudiera existir, pero, ¿cómo tomar esa decisión cuando tienes que dejar a tus papas, hermanos, tu hogar, el mar,  la pesca? El relato de José no solamente cuenta una historia particular sino un relato colectivo que nos muestra la complejidad que existe en la decisión de migrar. Este relato colectivo no solo es creado a partir de historias individuales, la historia misma de un país y la relación que tiene con un segundo, influye directamente en estos relatos. En la historia de José y de millones de cubanos, la relación entre Estados Unidos y Cuba se encargo de construir su relato.

Estados Unidos, Cuba y Migración: el proceso de un conflicto.
La historia migratoria de Cuba no es un fenómeno propio del siglo XX como se suele conocer. Se puede evidenciar como en siglo XIX la tendencia migratoria estaba bajo la lógica de la emigración constate de cubanos por la convulsión polÍtica, social y económica que existía en la isla. Al realizar un barrido histórico sobre la migración internacional en Cuba, vemos como desde el inicio de este fenómeno, Estados Unidos, ha jugado un rol determinante dentro de las migraciones internacionales en Cuba, al ser este estado el principal receptor de emigración cubana.

Una de las primera oleadas de emigración cubana hacia Estados Unidos se da en el año de 1820 en donde existían aproximadamente 1.000 nacionales cubanos en territorio estadounidense. Para 1870, el numero de población incremento a 12.000, de los cuales cerca de 4.500 vivían en Nueva York, 3.000 en Nueva Orleans, y  2.000 en Cayo Hueso. Sin embargo, para el año de 1860, teniendo en cuenta lo que significaba el dominio social, económico y político de la metrópoli española en la isla, el fenómeno migratorio empieza a tomar mayor relevancia, en un escenario en que la crisis política derivada de la revolución de 1868 incidiría directamente en la orquestación de los intereses independentistas de Cuba (Le Riverend, 1978, pág. 77). Esto generó que para el año de 1869 se presentará uno de los mayores flujos de población cubana hacia Estados Unidos, siendo Cayo Hueso, el principal destino de llegada de esta  (Díaz, 2000, pág. 15), siendo muchos de ellos obreros exiliados simpatizantes de la causa independentista que apoyaron la conformación de la revolución que se articularía por el Partido Revolucionario Cubano en 1892 (Le Riverend, 1978, pág. 77).

El perfil migratorio de este flujo, estuvo caracterizado por la salida de capital humano  vinculado a la manufactura del tabaco. Las razón principal para migrar hacia Estados Unidos, radicaba en la idea de liberarse de una económia esclavista para así poder desarrollar empresa dentro de un contexto económico libre. Es importante mencionar que “ La manufactura del tabaco a partir de la fuerza de trabajo cubana, se convirtió en la más importante fuente de ingresos de los habitantes del Cayo entre 1869 y 1900. Tampa se añadía a tales empeños, con una fuerte migración de cubanos, la cual pasa de 720 habitantes en 1880 a 5,532 en 1890” (Díaz, 2000, pág. 16).

Con la llegada del siglo XX, los sucesos derivados de la Guerra Hispanoamericana de 1898, se reconfiguraría el orden político y social de Cuba de cara al nuevo siglo. A raíz de lo anterior, la tendencia migratoria de Cuba se desarrolla bajo la idea de una emigración laboral. La búsqueda de mayores oportunidades en el plano laboral para una mayor movilidad económica y social, empiezan a ser las principales variables dentro de la lógica migratoria cubana. Para los años 40 y 50 se empieza a observar una emigración masiva de la burguesía cubana hacia Estados Unidos.

Para el siglo XX la tendencia migratoria aunque seguía obedeciendo a las mismas características del flujo migratorio que se origino en el siglo XIX,  empezó a tomar un nuevo significado a partir del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, en donde ahora, la confrontación ideológica de dos bloques, Cuba y Estados Unidos, empieza a condicionar de formar clara el flujo migratorio y la relación migratoria entres estos dos estados.

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El nuevo proyecto político del estado cubano, marca un precedente significativo para el estudio y tratamiento de las migraciones internacionales. El ciclo migratorio a partir de 1959 empieza a desarrollarse bajo la premisa de una confrontación político ideológica. Esto se convertiría en una nueva perspectiva de cómo la migración puede convertirse en una herramienta de presión política en un escenario de confrontación entre dos estados. 
Después del triunfo de la Revolución Cubana, la primera oleada de migración que se origina (1959-1962) se caracterizó por la emigración de personas vinculadas directamente a la dictadura de Fulgencio Batista. La política de expropiación que se desarrollo en este periodo, también repercutió de manera directa en la salida de sectores en cuba que estaban relacionados con empresas norteamericanas. Para este período, se estima que el numero de migrantes cubanos hacia Estados Unidos oscilaban alrededor de 274.000 personas.

La revolución cubana, sin duda representaba para Estados Unidos una amenaza directa para la seguridad nacional de este estado. Es por ello que Estados Unidos empieza a diseñar una política exterior enfocada en la creación de mecanismos que hicieran frente al proyecto político comunista. Un ejemplo claro es como el gobierno estadounidense, empieza a mostrar interés por figuras migratorias  tales como el refugio y el asilo político como vehículos de presión política directa a la revolución.

En una primera fase, la política migratoria norteamericana empezó a generar incentivos para atraer migrantes con estatus de asilo y refugio tanto de manera legal como ilegal. Esto se hace visible cuando el 28 de junio de 1962 bajo la administración de John F. Kennedy se emite la ley publica 87-510 Ley de asistencia a la migración y a los refugiados del hemisferio occidental  la cual tenía el objetivo principal de “ beneficiar a los cubanos que deseaban emigrar a EE.UU. Durante toda la década del 60 esta ley permitió la asignación de fondos financieros que garantizaron cubrir los gastos de lo programas especiales que existían para los cubanos que llegaban a territorio norteamericano, como lo fue el Programa para Refugiados Cubanos”. (Martínez, 2004)
Otro referente importante dentro de la política migratoria de Estados Unidos, se desarrolló el 2 noviembre de 1966. Bajo la administración de Lyndon B Johnson. El Congreso de Estados Unidos aprueba la ley pública 89-732 cuyo objeto era ajustar el estatus de los refugiados cubanos a la de residentes permanentes legales, conocida como Ley de Ajuste Cubano.

La Ley de Ajuste Cubano era una novedad para la política migratoria de Estados Unidos; Era una legislación especialmente creada para ofrecer privilegios especiales a los cubanos y estaba por encima del resto de la legislación migratoria que Estados Unidos tenía con otros estados. Una de las particularidades más relevantes de la ley, era su definición de refugio. El sustento jurídico que consideraba los criterios para que una persona adquiriera el estatus de refugiado, se basaba en la amenaza que significaba un régimen comunista. Podía aplicar entonces cualquier persona que huyera de cualquier país con un régimen comunista por persecución o temor a ser perseguido.

En cuanto al contenido de la Ley 2 se estipulaba que los cubanos que llegaron después de 1959 y que estuvieron físicamente en el país durante un año, podían ser ajustados por el fiscal general como extranjeros. Posteriormente podrían ser  admitidos legalmente para residir permanentemente en el país. Entre otras de las  bondades de esta ley migratoria se puede encontrar que permitía en menos de tres años acceder a la ciudadanía, también le daba la posibilidad a aquellos cubanos que llegaban de forma ilegal a acceder de forma inmediata y automática a un permiso de trabajo, obtención de número de seguridad social, beneficios públicos de alimentación y alojamiento entre otras cosas.

Como en todo análisis que se pretenda hacer dentro del estudio de las Migración Internacional, surge el interrogante de ¿cuáles son los motivos y cuáles son los beneficios que recibe un país al crear una ley migratoria tan flexible?  Esta pregunta es aún más valida cuando se analiza la política migratoria que Estados Unidos tenía para otros estados latinoamericanos, en especial con los centroamericanos, caracterizada por ser una política más conservadora y poco flexible. ¿Qué hacia especial a Cuba para recibir este trato migratorio tan especial?

La respuesta al planteamiento anterior esta conectada con la premisa que se plantea de cómo la migración puede resultar para un estado en un herramienta útil de presión política directa. Si el gobierno de Estados Unidos estaba diseñando una política migratoria hacia Cuba tan flexible, lo hacia por su propio interés nacional y no por un tema de compromiso internacional necesariamente. Es así como la Ley de Ajuste Cubano personifica de manera elocuente, como Estados Unidos se aprovecha de este fenómeno social, para hacerle frente a las intenciones políticas de su vecino comunista. Con esto el panorama ahora cambiaba, la agresión de Estados Unidos a Cuba ya no era militar ni económica sino migratoria.

Con este caso se puede ver con claridad, no solo como las dinámicas internas de los Estados sirven como estímulos para crear flujos migratorios, sino también cómo otros estados pueden influir de manera directa al movimiento migratorio de una población en especifico, y como es tomado como ventaja para su propio interés nacional.  Sin embargo, la relación migratoria entre Cuba y Estados Unidos no se conforma únicamente con los dos escenarios expuestos anteriormente. También se puede evidenciar un tercer escenario en donde tanto Estados Unidos como Cuba, convierten a la población cubana, en peones, dentro del complejo ajedrez político que existe entre estos dos estados.

Ya no se trata únicamente de la participación de un estado que genera estímulos para crear dinámicas migratorias, ahora, y como si se tratara de un juego, son dos estados que conciben la migración como instrumento de presión. Dos estados que crean un escenario atípico, en donde el flujo migratorio es ahora político. El Éxodo del Mariel, representa este tercer escenario. Con más de 125.000 cubanos que tuvieron que migrar hacia el sur de la Florida, este éxodo, nos permite entender con mayor exactitud cómo el origen de un flujo migratorio puede ser netamente político.

“No los queremos no los necesitamos”: Cuando salí de Cuba
“Quien no tengas genes revolucionarios, quien no tenga sangre revolucionaria, quien no tenga una mente que se adapte a la idea de una revolución. Quien no tenga corazón que se adapte al esfuerzo, al heroísmo de una revolución, no los queremos, no los necesitamos”

Con este discurso pronunciado en la Plaza de la Revolución, Fidel Castro marcaba un precedente significativo en la historia migratoria de su país. Cada una de las palabras presentes  en el discurso representan la cara más oscura del exilio de una revolución, representan  a  más de 125.000 cubanos como José, quienes tuvieron que partir de su isla.

El Éxodo del Mariel es un aglomerado de diferentes acontecimientos políticos. No solamente este hecho tuvo como protagonistas a Cuba y Estados Unidos, sino que  también existió la participación de un tercer país, Perú, en donde un incidente diplomático, entre este país y Cuba, marcaría el inicio de lo que se conoce como el Éxodo del Mariel. El 1 de abril de 1980, en un intento desesperado por migrar, seis cubanos deciden tomarse la Embajada de Perú en la Habana, con el objetivo de adquirir asilo político. Pasadas 38 horas del incidente, aproximadamente 10.856 cubanos se habían aglomerado alrededor de la Embajada del Perú para pedir asilo político. 

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Cuando José se enteró de lo que estaba pasando en la Embajada, sin pensarlo dos veces, tomo un bus para la Habana. Era su oportunidad, necesitaba que Perú le diera asilo político para poder escapar de la isla. Cuando llego a la embajada se encontró con el caos total. José relata que ese día solo se respiraba desesperación. Para muchos cubanos, esto representaba una única oportunidad. José no logro entrar a la embajada pero tuvo una segunda oportunidad. Por este incidente, Fidel, se vio obligado a abrir el Puerto del Mariel para aquellos cubanos deseos de emigrar, porque como decía, “la obra de una revolución y la construcción del socialismo, es tarea de hombres y mujeres absolutamente libres y absolutamente voluntarios”
José, como muchos cubanos tenían claro que la decisión de Fidel no significaba un acto de amabilidad o compasión por lo que estaba pasando. Para todos era claro que se trataba de una jugada política directa para todos aquellos que querían desestabilizar la revolución. Este era un mensaje claro para Estados Unidos. Abrir las puertas del Mariel significaba la llegada masiva de miles de refugiados a territorio norteamericano. A pesar de que el gobierno estadounidense tuviera recursos financieros y capacidad institucional para la llegada masiva de población cubana, era un hecho que a mediano plazo, se convertiría en un problema de seguridad nacional para este estado y eso lo tenía claro Fidel.  

 — Muchas personas en Cuba teníamos claro que estábamos siendo utilizando por los dos gobiernos como peones, pero si esta era la única posibilidad de salir de la isla, no íbamos a resistirnos. Irnos a vivir el sueño americano por obra de un juego político era mejor que quedarse en Cuba­­ — dice José. Con esta idea José, se embarco en un camararonero bautizado como My Girl, con más de 100 personas abordo. Para José esta experiencia con tan solo 18 años de edad marco su vida. Todo estaba planeado para que el viaje fuera la experiencia mas fuerte hasta ahora vivida. Había tempestad, cayo la noche y todo se hizo confuso para él. José recuerda que tuvo que escalar cerca a la cabina del capitan y refugiarse en unos tubos que sujetaba el faro del barco. Ahí se quedo toda la noche, despierto, temiendo por su vida.

Después de 10 horas de viaje, José había llegado a Cayo Hueso. Pudo salir de Cuba, su sueño desde los 16 años. No se imaginaba que ahí comenzaría otra historia de su vida llena de momentos difíciles y sacrificios. — Salir de Cuba me parecía difícil, inalcanzable, sin embargo, lo logre, pero ahora tenía otro reto en mi vida: salir adelante sin nadie, en un país desconocido para mi —

Como José no tenía familia en Estados Unidos, lo embarcaron en un avión militar con destino a Wisconsin, donde había uno de los campamentos para refugiados. Allí duro varios meses viviendo hasta que un pariente cercano de la familia de José por medio de la Iglesia Católica, pudo sacarlo del campamento. José salió con un documento que le otorgaba el estatus de refugiado. Este le permitía tener un trabajo de medio tiempo en Estados Unidos y también la posibilidad de asistir a la escuela con el propósito de aprender ingles.

Una de las reflexiones más importante que nos cuenta José sobre su experiencia, es que su condición de refugiado se extendió en el tiempo. — Nadie sabe en qué punto se genera la transición para dejar de ser refugiado. Ni los gobiernos, ni la sociedad ni tú mismo pueden identificar ese punto. No basta con obtener la ciudadanía o la residencia, porque simplemente el ser refugiado es una condición de vida que perdura— Pasaron 30 años para que su estatus migratorio cambiara. el 1 de marzo del 2010, el mismo día de su cumpleaños, le llego la noticia que había obtenido la residencia, para el no solamente era un logro para continuar su vida en Estados Unidos, sino también significaba la oportunidad de volver a ver a su familia en Cuba nuevamente.

Finalmente, sin pensarlo, el Éxodo del Mariel, le había puesto la condición a José de algún día volver a su isla para ver nuevamente a su familia. — Es imposible creer como un régimen, tu estatus migratorio y el enfrentamiento entre dos países, te hagan no poder ver a tu familia por 38 años. Esa fue la historia que me toco vivir a mí y que aún siguen viviendo millones de personas en el mundo. — dice José. La residencia, el panorama político tanto en Estados Unidos como en Cuba y la relación entre estos dos estados en 2010, las mismas variables que había influido en 1980 para irse de su país, ahora influían para que José pudiera tomar un vuelo directo a Cuba, para reencontrarse con su familia en Matanzas.

El año 2010 representa para José el año más feliz pero a la vez el más amargo por volver nuevamente a la tierra que le dijo adiós. Sin embargo, el tiene claro que su sentimiento y relación con Cuba, jamás podrá romperse, porque el adiós había creado un vinculo irrompible entre ellos dos. Aunque José lamenta que aún el tiempo no haya liberado a Cuba, siente por primera vez paz pisando su tierra. Esta es la historia de José un Cubano que con orgullo y dignidad cuenta su historia en el Éxodo del Mariel.

Bibliografía
Barroso, L. d. (1997). Aproximación a un análisis del proceso migratorio cubano. Papers, Revista de sociologia.
Martínez, M. R. (2004). El proceso migratorio cubano hacia Estados Unidos: antecedentes, actualidad y perspectivas ante posibles escenarios. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
Díaz, A. A. (2000). La emigración cubana hacia Estados Unidos a la luz de su política inmigratoria. Centro de Estudios de Migraciones Internacionales.
Simal, M. (2018). Narrar a Mariel: Espacialización y heterotopías del exilio cubano en la novela Boarding Home (1987) de Guillermo Rosales (1946–1993). Latin American Research Review.
Larzelere, A. (1988). Castro's Ploy: America's Dilemma: The 1980 Cuban Boatlift.
Le Riverend, J. (1978). Breve Historia de Cuba. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.
Soriano, M. R., Díaz, A. A., Busutil, R. O., & Espiñeria, J. A.-c. (2017). La migración internacional de cubanos. Escenarios actuales. Novedades en Población.
DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ, P. S. (1980). Gobierno de Cuba . Obtenido de http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1980/esp/f010580e.html
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Dominguez, J. (s.f.). Capitulo 4. Cuba, 1959-c 1990. En L. Bethell, Historia de America Latina 13. México y el Caribe desde 1930. Capitulo 4. Cuba, 1959-c 1990.