China: Contagio desde el otro lado del mundo
María Alejandra Arguello E.
Al querer realizar un análisis de las consecuencias qué traerá que China cumpla una meta de crecimiento de 7% pronosticada para el año 2015, se hace necesario realizar una mirada alrededor de los múltiples aspectos que rodean este acontecimiento, partiendo de lo más básico, como una breve descripción de esta economía.
China se ubica en el segundo lugar a nivel mundial de potencias económicas, gracias a que tiene el primer lugar entre los países exportadores y posee las reservas de cambio más elevadas. Tiene además un esquema de tipo de cambio de flotación por bandas, donde se entiende que la política de la entidad monetaria es intervenir para que el tipo de cambio no rebase unos topes máximos y mínimos previamente establecidos, sabiendo además que China actualmente tiene control de capitales que es el medio clave para conservar el control económico, aunque se espera su desmonte en 2020.
Así mismo, China presentaba un crecimiento de aproximadamente 14% para diciembre de 2007, cifras bastante alentadoras, ya que como se puede observar en la ilustración 2 y 3, el PIB real para dicho año era el más alto de la década, incluso desde 1992. Este crecimiento tan superior de la tendencia de largo plazo poco a poco comenzó a causar sobrecalentamiento de la economía, acompañado de burbujas en el mercado inmobiliario y en el mercado de capitales. La tasa de crecimiento del país reflejo dichos acontecimientos, lo que implicó que para 2014 se presentara una desaceleración hasta 7,4%, siendo este su nivel más bajo en 24 años (ilustración 3). Sumado a esto, se dio un desplome en un plazo de aproximadamente 1 año de la tasa de inflación de 6.5 para 2007 a 1.2 en 2008; y aunque la tasa de inflación registró nuevos incrementos luego de intervenciones, es hasta después de 2010 que se ha podido observar un desplome gradual llegando al dato actual de 1.6% anual, muy por debajo del objetivo que es 4%.
Desde el año 2015, más o menos desde el mes de agosto, el mundo se sorprendió cuando el Banco Popular de China devaluó en 1.9% el tipo de cambio yuan-dólar, lo cual remite casi que directamente a pensar en cuál es el motivo de esta importante decisión, en un país cuyas medidas golpean al mundo en general, dado el tamaño de esta economía. La principal causa de esta devaluación que China ha venido ejerciendo sobre su moneda, es el ritmo cada vez menor del crecimiento que se puede reflejar, entre otras cosas, en el desplome en sus datos de exportaciones desde el año pasado y en la ilustración 2 que muestra la información del PIB anual de China.
Además de lo ya planteado, noticias e informes de analistas como Global Securities Colombia afirman el hecho de que la demanda interna de China ( uno de los principales motores de la economía) ha caído fuertemente a lo largo del año, lo cual ha presionado al derrumbe del crecimiento del país, en parte vía consumo, lo que ayuda a explicar las fuertes caídas en las importaciones que desde agosto, empezaban a alarmar a los analistas cuando se registraban caídas que aunque ancladas a las expectativas, eran preocupantes (-8%).
Más grave aún, China ha buscado compensar estas deficiencias y recuperar competitividad frente al resto del mundo con la devaluación de su moneda. Agentes cada vez demandando menos hacen que se desacelere la economía y señalarían un derrumbe en precios, lo cual puede explicar los riesgos de desaceleración económica acompañada de deflación (decrecimiento en precios e inflación negativa) que corre la economía china. Dadas de las sacudidas que soporta este país actualmente, la situación podría definirse como una bola de nieve ya que los aspectos desfavorecedores a nivel macro sumados a la caída en IPP por cuarentaitresavo mes consecutivo, hacen que se desincentive la inversión extranjera al hacer menos atractiva la industria en este gigante asiático, en momentos de desaceleración económica, ahondando las problemáticas ya existentes.
Analistas se ponen en la tarea de hacer sus pronósticos en cuanto a cuál será la tasa de crecimiento para China y si alcanzara su expectativa de 7% después de sus múltiples intentos por mantener o impulsar su crecimiento a niveles esperados. Luego de revisar datos de fuentes como el Banco Mundial(tabla 2), escuchar pronósticos de analistas de compañías o del Fondo Monetario Internacional (tabla 1) y Bloomberg (tabla 4) es claro observar que no apuntan a una meta de crecimiento común con lo esperado con China, pero si concuerdan entre ellos el hecho de que la posible tasa de crecimiento se encuentre entre 6.7% y 6.9% para el último periodo de 2015, y además esta información no muestra datos alentadores en cuanto a tasa de crecimiento de los próximos años; indican que no se prevé una pronta recuperación y además se observa mayores caídas para este dato en este país a niveles de 6.4% o incluso 6.3% en los años posteriores. Por otro lado, el hecho de que China tomara la decisión de depreciar su moneda para fomentar sus exportaciones y de que exista el riesgo de que lo volviese a hacer para mantener objetivos de crecimiento, tiene una contra parte y es el hecho de que a su vez esta determinación hace que se reduzcan las importaciones, es decir, reducción de las ventas de países que tienen a China como socio comercial. “El real brasileño ha cedido más de un 30% frente al dólar en lo que va de año, el peso mexicano se deja más un 20%, el peso argentino, otro 10% y el colombiano, más del 30%. “La percepción de una mayor debilidad de la economía china afecta en especial a Latinoamérica. Países como Perú, Brasil o Colombia han basado gran parte de su crecimiento en la exportación de materias primas al país asiático. […]Brasil sufre mucho las consecuencias por tener a China como su principal socio comercial. Es el mayor comprador de commodities”, afirma la economista Camila Abdelmalack, de Capital Markets.” .
Se ve un claro contagio debido a las relaciones comerciales que sostienen países de Latinoamérica con China, golpeando las tasas de cambio y mostrando más débiles las monedas de los países emergentes frente a un tercero que es Estados Unidos, o más específicamente frente al dólar. Incluso la tabla 3 ilustra la alta correlación del PIB de países como Brasil, Colombia, y Perú con el de China corroborando la opinión de la economista de Capital Markets, auge en el gran socio comercial es auge para exportadores de economías especializadas en la venta de commodities y cuando hay problemas la historia es la misma.
Así mismo el debilitamiento de la demanda China hace que los ingresos que perciben sus socios por exportaciones tengan importantes reducciones, y además el hecho de la incertidumbre que la inestabilidad China le comunica al mundo hace que las inversiones huyan de países emergentes, que dependen fuertemente de las condiciones chinas, hacia países menos riesgosos, pudiendo llevar a que si se acentúan las condiciones actuales en el país asiático, los países tiendan a pensar en la implementación de controles de capitales o reestructuración de plazos de inversiones ya existentes empeorando la situación que presenta el tipo de cambio en países como Colombia y sus vecinos lo que a su vez retroalimenta los canales anteriores y también un empeoramiento de las calificaciones que se les otorguen a las economías emergentes. En conclusión, los retos que China debe asumir para alcanzar su ideal en cuanto a crecimiento están asociados a los costos que debe asumir la propia población ante el encarecimiento de bienes importados, al igual que el de los insumos y las materias para los productores locales. Esto puede verse en las cifras que siguen reflejando caídas importantes de las importaciones y adicionalmente en los costos de todas las economías que tan estrechamente se han relacionado comercialmente con China y deben absorber siendo economías emergentes, choques de economías avanzadas de tales magnitudes que pueden jalonar y acrecentar problemáticas como las ya mencionadas y además que el debilitamiento de las monedas frente al dólar incrementa el valor de las deudas externas que ya han sido adquiridas por los países llevándolos muy cerca de enfrentar crisis de impagos o reestructuración de deuda. Sin olvidar el costo en cuanto a credibilidad y confianza de los inversionistas que trae con sigo el hecho de que un país que optó por un tipo de cambio, casi que fijo al permitir una flotación muy mínima, devalúe su moneda. China continuará en episodios de bajas tasas de crecimiento, según muestran los datos, y si decide llevar sus decisiones como lo ha hecho hasta ahora los costos serán cada vez mayores para países al otro lado del mundo como lo son los latinoamericanos. Si estos no acuden a reformas en la diversificación de sus socios comerciales, permitiéndose no depender tanto de las decisiones, o más bien, de las malas decisiones de un gigante socio comercial.